Wednesday, October 06, 2010

Pancol, Katherine. Los ojos amarillos de los cocodrilos. Esfera de los libros, 10. 550 páginas, 21 euros.

La escritora y famosa periodista Katherine Pancol, es muy poco conocida en España por su obra narrativa, entre otras cosas porque no se han traducido hasta la fecha ninguna de sus creaciones narrativas. La Esfera de los Libros ha tenido el acierto de editar en español su última novela, Los ojos amarillos de los cocodrilos, y con gran éxito además. Opino que es un éxito merecido, no nos encontramos ante un fruto de una buena labor de marketing y distribución, amparándose y engordando su anterior trayectoria en París Match o Cosmopolitan… o su casi decena de libros publicados.

No es eso; Pancol ha sabido construir dentro de un mundo real – la vida de la jet set parisina en contraposición con una aparente gris clase media – una historia, si no cierta, habría que decir castizamente, “calcadita” con lo que pasa ahora con el tambaleo de la sociedad occidental y su desconcierto. ¿Es que esto no tiene solución? Y nuestra escritora comienza por el principio: la familia.

Las primeras páginas de la obra pueden resultar chocantes al lector: más parece una novela del montón, de trama frívola, sexo y violencia. En realidad esto no me lo estoy inventando; hay dos pasajes de sexo explícito, y hay muchos lectores… muchos que les incomoda que se trate de temas tan personales en el escaparate de una novela. Y es que uno podría rasgarse las vestiduras (me refiero a políticos europeos que no sean españoles), al creer que van atacar otra vez a la familia tradicional, cuando precisamente el Gobierno Francés ( y otros de Centroeuropa pero no tengo dato: Alemania, Inglaterra…) están echando la casa por la ventana incentivando el tercer hijo por matrimonio con políticas económicas. Y esto no lo hacen por cuestiones morales o religiosas, no. Es que están viendo que se quedan sin ciudadanos franceses que sostengan a su país con la contribución para las pensiones. ¿Europa de Viejos? ¡No puede sobrevivir!

Siempre acostumbro a decir algo del argumento, pero el de esta novela es tan crudo y sutil a la vez, que no sé qué decir. He estado tentado de decir cómo acaba, pero he conseguido vencerme a tiempo. Les puedo decir que, a parte de ser París el escenario, el peso del argumento lo llevan dos matrimonios. Las dos esposas son hermanas e hijas de un ilustre apellido, aunque no nobles. Curiosamente, estas mujeres van por caminos distintos en la vida. Una tiene suerte porque consigue un buen marido y va por la vida como de flor en flor, aparentemente; mientras que la otra hermana, además de no ser bella (sí inteligente: Doctora en Historia Medieval), su marido no tiene trabajo, ni lo busca y… el pajarraco, encima, la abandona por una peluquera y se va a África, una vez retirados los ahorros de la familia en el Banco.

Por otro lado, la hermana de buena posición comenta en una fiesta que está escribiendo un libro, cosa totalmente falsa. La historia está servida. Que disfruten.

No les dejo sin hacer una advertencia. Recapaciten sobre los protagonistas. Uno de las “termómetros” para saber rotundamente que están leyendo un buen relato, es analizar cómo se están creando en su imaginación de lector esos hombres y esas mujeres: si hay vigor en su temperamento, pasión, honradez, odio…; incluso hasta detalles de su físico que no vienen dichos por el escritor.

Es una lástima que una novela confeccionada con estos mimbres: afirmar que ciertos valores, como la familia, el matrimonio, el amor, la honradez en definitiva, y en todos los sentidos. Añadiendo, además su buen pulso literario, tenga que pasar por la cloaca exhibicionista del que podríamos llamar sexoerotismo de burdel, zafio, con gotas de Chanel y abrigos de piel. Naturalmente que sobre alguna base han de ponerse los argumentos que deban sustentar una novela, pero no tanto. Un poco más de sensibilidad con los lectores, por favor.





Juan Carlos Eizaguirre
6.10.10