Tuesday, May 31, 2011

Chateaubriand, François-René de. De Buonaparte y de los Borbones. Acantilado, 2011. 143 páginas.

Esta pequeña obra fue escrita por su autor el año 1814, en los últimos momentos del imperio de Napoleónico, con el que había colaborado como diplomático y ministro. La ojeriza de Chateaubriand por el Militar Corso, se fue fraguando en esos años, y es precisamente en estos momentos cuando reconoce toda la vileza, egoísmo y crueldad del Extranjero, así nombra a Bonaparte, dirigiéndole todas sus acusaciones, centradas en la apropiación de Francia y los franceses, para satisfacer sus ansias de gloria. Pero este escrito de Chateaubriand, hay que tenerlo en cuenta, viene a ser, con el devenir de los años, el prólogo de su gran obra, Memorias de Ultratumba, publicadas entre 1849 y 1850, justo un año antes (o dos) de su fallecimiento en París, a los 80 años.

Este opúsculo no ofrece la verdadera dimensión del escritor, aunque sí “apunta maneras” de poseer un notable espíritu colérico y una fina ironía; pero fina como una vara verde, habría que precisar. Con un profundo y a veces trágico estilo romántico, retrato fiel de los desgarros y aventuras de la Europa de esa época. No hay que olvidar que Chateaubriand es, podríamos decir, el fundador del Romanticismo en Francia. Nuestro hombre fue (y es) un gran escritor. “La Fama le persigue.”

Primero cegado por la aparente brillantez de Napoleón y más tarde, volviendo al monárquico que siempre ha sido, su vida está jalonada de desdichas. Su biografía es compleja: soldado y oficial a las órdenes de la monarquía, Los Años del Terror los vive en Inglaterra, después, hombre de confianza de Napoleón, al que acabará denostando y propiciando la vuelta la monarquía borbónica con Luis XVIII… En fin, pienso que estas consideraciones sobre su vida ayudarán a leer con más interés este desgarrado flagelo (o quizá rabieta por un gran fracaso, ¿quién sabe?), y también a comprender ese tono de sufrimiento leve pero rencoroso que se observa en esta breve prólogo, repleto de insultos y denuestos, diatribas y amenazas, recuerdos de los muertos sin sentido.

Escritor, diplomático, político… En verdad una persona brillante en un mundo demasiado oscuro de sobrellevar.

Pienso que es una obra para personas interesadas en el tema o como apoyo bibliográfico.


Juan Carlos Eizaguirre
31.5.11
Piñeiro, Claudia. Tuya. Editorial Alfaguara, 2010. 167 páginas.

Claudia Piñeiro es argentina. Después de un largo periplo literario en su país, en el que cosechó algunos premios y reconocimientos, la Editorial Alfaguara ha tomado las riendas de su “desembarco” en España… hasta cierto punto (la gente es libre, ¿no?). Pero en fin, parece que la fortuna (merecida) ha llamado a su puerta. Ya conocía la fama de la obra de esta escritora que había publicado en España otra buena novela, Las Viudas de los jueves, y que obtuvo el Premio Clarín de Novela en 2005 y adaptada al cine. En ese mismo año 2005 escribió la obra que ahora vamos a comentar.

Pienso que le falta todavía recorrido literario a Piñeiro. Es cuestión de tiempo; y además creo que en su caso, no tendrá que esperar mucho, trabajando, lógicamente. Hago esta afirmación porque la obra Tuya ofrece al lector calidad y esmero en las formas de escribir (de contar), que a muchos de ustedes les molestará cuando la hayan leído, el que la etiqueten como una nueva manera de hacer thrillers. Lo niego rotundamente. Y afirmo que este trabajo ( una novela corta en verdad ) es un libro de primera división: elijan ustedes el tipo de deporte.

Efectivamente, hay que reconocerlo, aparecen dos o tres homicidios; creo que dos. Hay una tensión en la trama, la policía interviene: todo esto es un buen sustento y entretenimiento… del trazado realista y psicológico de una obra con mucho fondo, donde se exponen a lo vivo las taras, desafectos y traiciones de la vida cotidiana de gente corriente bajo presión.

En concreto, yo afirmaría que la novela es la historia de un fracaso matrimonial que acaba en un distanciamiento de la pareja guardando la compostura, una hija de 17 años, torpe como ella sola; quizá demasiado arquetípica. Y el boom final existe desde el principio de esta obra: el adulterio (en realidad dos) del marido.

Quizá sea oportuno comentar el excesivo desgarro, oscuro y sangriento, metafóricamente hablando, del ambiente vital que se respira: un pesimismo nihilista, que a veces no resulta natural; resulta, según mi opinión, forzado.

Aunque sea de forma breve, mi reconocimiento a la autora por el magnífico retrato de los personajes. Sobre todo psicológico, que provoca en el lector un conocimiento perfecto (hasta físico) de sus “compañeros de viaje”

Alfaguara o quizá la propia Claudia Piñeiro, han tenido el acierto de dejar el texto sin traducir, en su versión argentina; creo que aporta más realismo, más credibilidad al relato.

Presenta una visión de la vida agnóstica, o quizá sea que lo espiritual no existe para la autora. Si además es pesimista y la institución familiar sale malparada… ustedes tienen la palabra.

Juan Carlos Eizaguirre
28.05.2011

Wednesday, May 25, 2011

Forsyht, Frederick COBRA. Ediciones Plaza y Janés. 2001. 366 páginas. 29,90 euros.

Este conocido escritor británico, mundialmente famoso por sus novelas de acción sobre terreno real, aunque dejando escapar la imaginación para confeccionar unos muy valiosos thrillers, “aunque de todo hay en botica”; quiero decir que en las quince novelas que ha publicado hasta ahora y de este género, nos podemos encontrar con una muy buena calidad literaria (lo que entenderíamos por narración o estilo) otras, con una capacidad de fabulación excelente, vigor, velocidad. Sin embargo ha escrito varias obras que no merecen esos calificativos laudatorios. Porque son premiosas en el desarrollo de la trama, enrevesadas para contar por ejemplo, como se va hacer un atentado: reuniones, descripción del o de los sicarios, motivos, explicación del funcionamiento del arma letal… En fin, un poco soporífero.

Pero también hay que decir que en Forsyth no todo es blanco o todo negro. Esa querencia suya a preparar el clímax, el autor sabe distraer, confecciona unos breves anticlimax y que tienen un vigoroso sentido dentro de la historia que está contando. Estamos hablando de un escritor de reconocido prestigio.

Pero quizá en esta ocasión haya que decir que la novela Cobra de Forsyth es irregular a veces. Pero como buen escritor que es, posee la noble estameña de artista y confecciona paisajes, personajes, situaciones (en este caso de violencia; no cruza la frontera hacia el sadismo).

Estamos ante una novela sin concesiones; quiero decir, a nuestro autor la vida privada de sus personajes, su familia, sus obsesiones por el poder (dinero), o por el cumplimiento del deber… Todo ello le trae sin cuidado; no se molesta en crear un fondo humano donde aparezcan otras emociones, alegrías o problemas. Parece como si él mismo fuera uno de sus marines, sólo fieles a la voz de su mando.

Tengo la sensación de haber dejado a los pies de los caballos Frederic Forsyth, con este sencillo comentario. No era esa mi intención. Tengan en cuenta que este escritor a elaborado temas como, El Cuarto Protocolo, La alternativa del diablo, Odessa, Chacal, y así hasta quince. Creo haberlas leído todas. La duda sobre ello no es una cursi pedantería es, simplemente, que muchas se han llevado al cine, y mi memoria confunde ambas visiones. Tengan en cuenta que estamos hablando de un periodo treinta años.

Pienso que gustará a la gente joven; y entretendrá a los adultos.
Por otro lado es como un tebeo y no aporta nada en cuanto a valores o bonhomía.

Juan Carlos Eizaguirre
17.5.11

Monday, May 02, 2011

Pezeshkzad, Praj. Mi tío Napoleón. Ático de los libros, 2010. 702 páginas.

No sé si este escritor iraní vive aún, porque de ser así, nos encontramos ante un octogenario (83 años concretamente) que en el año 1973 escribió una novela de corte costumbrista, hoy la llamaríamos realista, convencional…, ambientada en su patria Teherán. Praj, fue un hombre cultivado, primero en su país natal Irán, pero después marcha a Francia, donde hace la Carrera de Derecho. Fue juez y diplomático iraní hasta 1979. Ya se puede deducir, siendo Mi tío Napoleón escrita seis años antes, con un conjunto de críticas al modo de conducir el País con el desbarajuste de las guerras contra Inglaterra y Rusia entre otras cosas, porque esta obra esta ambientada en 1941, donde además se está produciendo una fractura social por culpa de los que detentan el poder.

De todas maneras el escritor tampoco está, ni de lejos, conforme con la revolución violenta y religiosa del Ayatollah Jomeini, y se exilia definitivamente a Francia en 1979 hastiado de luchar por un Irán mejor.

Aquí nace su principal novela (sobre todo hace traducciones u otros procesos narrativos de corte menor) Mi tío Napoleón. Es un canto casi se podría decir alegre o de buen humor, pero en el fondo late un desengaño que rezuma ironía y sarcasmo, poniendo en solfa a todos los estratos sociales de su País. El escenario es una típica casa o, mejor dicho, cuatro casas que comparten un amplio jardín, verdadero lugar de la vida social de los vecinos y sus amistades. La burla es permanente, cuando no sarcástica y tratándola de broma, o al contrario: el rencor se dispara y la pelea hasta tirarse de los pelos, se convierte en una debacle.

Es un esperpento. Palabra que conocemos muy bien los españoles lo que significa. Pero a lo vasto. Es un sainete, pero con más violencia.

Es una novela de amor. Depende. El olor a sexo, las concesiones al erotismo son como un soporte, como un personaje más. En este extremo, todos los protagonistas tienen un pasado, tienen y presente y, por supuesto, tienen un futuro. Claro, esto para mí es un acoso. Y lo curioso (o respetuoso y delicado con el amor) es que no describe nada nuestro iraní escritor. Se dice que de ha hecho “algo”, que quizá se hará, que es todo fanfarronería de tal persona. Y ahí se queda el desconcertado lector con un sabor rancio. El lector, aclaro, que no confunde el sexo con el amor; realizar el acto sexual por gusto, por satisfacción propia o ajena, no es amar; eso se llama genitalidad, erotismo. Sin embargo, si la unión es fruto del amor, que no consiste en doy y recibo, sino en darse, la cosa cambia mucho. La pareja se afianza mucho más… y no se traiciona.

Por eso digo yo, que me ha dejado un poco descolocado la abundancia de este tema, delicadísimamente mencionado por Pezeshkzad.

Y como valoración general; este libro, Mi tío Napoleón, es un monumento, por lo menos para Irán, donde se vendió como rosquillas hasta que llegó Jomeini. Desde esos primeros días hasta ahora se prohibió la venta; aunque hay ediciones clandestinas y se ha conseguido editar en el extranjero. Está lleno de luz; el jardín se presenta como una ensoñación de lo bello; las casas son lugares de los que no se puede prescindir. Además posee una prosa muy cuidada, marcando los tiempos, ágil, es, a pesar de todo, un libro con mucho humor y algo muy necesario en una novela de más de setecientas páginas: es rápido en la acción, las sucesiones temporales le bailan en los dedos.

Ahora, una cosa les comento, es un trabajo bien currado.

Juan Carlos Eizaguirre
29.4.11