Wednesday, December 16, 2009

Rubio, Rafa. Y Vilas, Darío. Imperfecta simetría. Editorial Círculo Rojo, 09. 106 páginas.

He leído con mucho interés el conjunto de relatos cortos escrito por Rafa Rubio y Darío Vilas. Me ha causado una impresión satisfactoria. Es difícil hacer un comentario sobre una obra escrita al alimón por dos personas y que tratan temas tan diversos. Pero se advierte en ello, en los escritores, una sintonía, que va del inconformismo a la fantasía, pasando por una clara tendencia a la abstracción. Parece, y creo que es así, como si buscarán con su estilo y con sus temas unas nuevas formas de expresión artística. Quizá este intento esta larvado o en la superficie de todo artista. No se trata de una necia originalidad, sino de algo más profundo: llegar al corazón de los lectores y del mundo, para darles su mensaje; mensaje que para cada artista es crucial para la buena marcha de la humanidad o de un territorio más particular: su país, su tierra natal, la familia, los amigos, la persona amada… O quizá también, aspectos más ideales, como son la trascendencia, la libertad, la verdad, la generosidad, las desigualdades sociales… Como se ve, puede haber tantos temas para sacar a relucir como autores.

En el presente libro, Imperfecta simetría, creo que han pretendido zarandear a sus lectores (a la sociedad) con unos relatos poco al uso, poco convencionales. En el fondo se denuncia una sociedad falta de valores, como desnortada, poco solidaria; y de ese egoísmo surge la indiferencia, que lleva de la mano a situaciones inconcebibles, que parecen increíbles. Y es en este punto donde se muestran como innovadores: describen lo extraño, lo chirriante, lo terrorífico, lo onírico y, cuando se apartan de ello, se acercan a cierto realismo mágico. En definitiva, hay que remover las inteligencias muelles de colchón y lograr una solidaridad que ni de lejos tenemos. Ah, y si se puede hacer lúdicamente, mejor.

Lógicamente en la historia de la Letras Españolas hay precedentes de este tipo de búsqueda; y también en la actualidad. Pero me alegra comprobar que la batalla sigue; y continúa además, desde la base hasta la cúspide de los escritores. Cuántos escritores he conocido que son verdaderos sillares de la literatura de su entorno, formando alumnos, creando revistas de papel o en la Red, organizando concursos… Y sólo algunos de ellos saltan al mundo editorial publicando alguna o más novelas y son conocidos. Pero sin esos otros verdaderos “galeotes” de la literatura, ésta no se sustentaría, ni tendría el valor que tiene, ni podría presumir de la veleta del gran edificio.

Respecto a los precedentes, hay que recordar sobre todo a los primeros, de los cuales se han surtido después otros. Me refiero a Ramón María del Valle Inclán y sus esperpentos, cuyo culmen es Luces de Bohemia, y a Camilo José Cela con su tremendismo, que curiosamente está mejor reflejado en su primera novela, El hijo de Pascual Duarte.

Ofertan los teóricos de la creación artística, que se debe buscar y poner como base de la labor creadora tres elementos. Lo bello, lo verdadero y lo bueno. Esta afirmación es antigua y se ha especulado mucho sobre ella. Pero nunca ha perdido vigencia entre las mujeres y los hombres dedicados en cuerpo y alma a las artes. Pienso que es un buen punto de partida y es un buen punto de examen, finalizada una obra.


Juan Carlos Eizaguirre
15.12.09

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