Wednesday, January 20, 2010

Connelly, Michael. El Veredicto. Rocaeditorial, 09. 411 páginas. 21 euros.

Son muy numerosos los escritores en el mundo editorial de los thrillers y no todos llegan al gran público. No triunfan por que no son buenos escritores y su círculo de influencia es reducido o escaso o nulo o no llega a ver la luz. Suelen fallar, generalmente, por dos causas. La primera sería una insuficiente capacidad fabuladora, que podríamos llamar poca imaginación o, por lo menos, no la suficiente para competir en el difícil mercado de los libros thrillers. Ojo, porque imaginación se puede tener mucha, pero luego hay que empatarla para construir una historia apasionante y novedosa: eso es la fabulación.

La segunda causa de fracaso, ocurrida en numerosos casos, es incurrir en el mimetismo: en inspirarse en exceso en los grandes escritores del género. No hablo de copiar, sino de imitar y, claro, imitar a un escritor que tiene unas cualidades geniales que el aspirante no posee, el fruto es un pastiche. La imitación o inspiración puede ser: estilística o temática. La primera es más consentida: el estilo de los thrillers, llamado también estilo best seller, es bastante normal, correcto y aseado, pero no son obras literarias de altura. Sí tienen un ritmo de cortar y pegar, pero lo que de verdad atrapa al lector es la temática, segundo aspecto en el que se puede incurrir en mimetismo.

Poniendo como ejemplo la última novela de Connelly, debo decir, que cada vez que publica un “triunfador” me sorprendo. No comprendo cómo, después de treinta novelas, la mente, la imaginación todavía es fecunda para crear y escribir una nueva aventura muy bien fabulada, que en nada se parece a las anteriores ni a las de otros autores de renombre. Incluso siendo una obra que se desarrolla alrededor de un juicio por asesinato, con unos personajes con perfiles standard… Pues sí, Michael Connelly, que ha escrito alguna novela más floja, vuelve a sorprendernos con una trama jurídica y policial con unas gotas de suspense.

El abogado Haller, típico antihéroe, ha estado, digamos, de baja por enfermedad: un intento de matarle, que debe contarse en otra novela del autor. Además está en una fase avanzada de rehabilitación de las drogas y el alcohol. En esta situación, muere asesinado su amigo abogado, Jerry Vincent. Por disposición previa de éste, Haller hereda sus casos. Esto le anima a volver ya a su profesión de abogado defensor. El comienzo está lleno de incertidumbres, pero hay un caso que le podría reportar mucho dinero. Ya no sigo, porque en ese momento comienza a desencadenarse una acción trepidante e ingeniosa, con tonos de humor.

El lector debe saber que, por encima de estas novelas y otras de suspense, terror, policíacas, romántica, etcétera, hay otra literatura de más calidad e igual de atractiva. Quizá un intelectual se sonría al ver estos libros para pasar el rato. ¡Vaya pavo! El Veredicto, podría estar en cualquier estantería de cualquier intelectual, porque es un balón de oxígeno para mentes cansadas también.


Juan Carlos Eizaguirre
19.1.10

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