Friday, October 03, 2008

Dickens, Charles. DAVID COPPERFIELD. Espasa. Colección Austral, 1999. 1.072 páginas.

Charles Dickens (1812 – 1870) quizá sea uno de los mejores escritores de todos los tiempos; y DAVID COPPERFIELD su mejor novela. Desde luego muchos han sido los escritores que se han inspirado en su forma revolucionaria de novelar, como pueden ser Chesterton, Nobokov o Kafka. Sus obras no pierden juventud con el paso de los años, y se cuentan por millones sus seguidores en todo el mundo. Bien es verdad que el tono melodramático de sus argumentos puede provocar rechazos en algunos lectores, más aficionados a un estilo más crítico y realista. ¿Pero acaso no son las novelas de Dickens feroces críticas de la sociedad inglesa de su tiempo? ¿No es el amor la máquina que mueve el mundo? Por supuesto que sí. Nada hay en nuestro autor que pueda ser tachado de creador de obras infantiles o ñoñas, nada hay de frívolo o superfluo. Se trata, más bien, de todo lo contrario: si la literatura es, como se dice, el espejo de la vida, Dickens es un gran espejo donde mediante sus escritos retrata hasta los más finos perfiles de la sociedad del siglo XIX.

DAVID COPPERFIELD es una novela extensa, pero que se lee con fruición, porque atrapa al lector desde sus primeras líneas. Hay críticos literarios que afirman que no es la mejor obra del autor; sí una de las mejores; da igual. Lo que sí es cierto es que fue una de las novelas más queridas por su autor, quizá porque haya muchos tintes autobiográficos.

Efectivamente, en la obra que tratamos se observan muchos paralelismos entre el principal protagonista (David) y su autor. Una corta infancia cuajada de buenos y tiernos momentos, que se ve truncada por la desgracia de la pobreza; unos duros años de juventud, paseando su soledad por las calles de Londres; y una posterior lucha por la vida, a la que acompañará el triunfo como escritor y un reconocimiento de su calidad literaria en todos los ambientes. Así fue, en rasgos generales la vida de Dickens, y así fue también la vida (adornada de ficción) de David Copperfield.

Me parece que ya nos hemos extendido suficientemente en cuanto al argumento y las motivaciones del escritor. Veamos ahora su forma de narrar. Simplemente dejaría apuntados algunos aspectos. Quizá el primero podría ser la sencillez y claridad expositiva, con un lenguaje de la calle; después, la capacidad fabuladora, que somete a los protagonistas en mil y una aventuras: unas para bien, y otras para mal: tal y como es la vida. Y no debemos olvidar su galería de personajes, tan bien creados, descritos, y sus formas de hablar y de actuar. Dickens es admirado por esa capacidad creadora de personajes atrayentes, que poseen una fuerza y un vigor notables.

Es una novela larga, sí. Pero merece la pena leerla y, además a cualquier edad.

Juan Carlos Eizaguirre
29.9.08

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