Monday, December 17, 2007

Auster, Paul. LA VIDA INTERIOR DE MARTIN FROST. Anagrama, 2007. 120 pp.

Los aficionados a la buena literatura son testigos de la profusión con que está publicando últimamente Paul Auster. Y ello es bueno. Pero también tiene algo de malo: se podría explicar con el refrán de “quien mucho abarca poco aprieta”. Algo de esto le pasa a nuestro autor, Premio Príncipe de Asturias de la Letras. Hay un cierto aspecto inacabado en sus últimas obras; si bien es verdad que Auster es un escritor de calado, obsesionado por la existencia del ser humano y sus limitaciones; o su grandeza o vileza en las relaciones interpersonales; el futuro de ahora y de después… Tales interrogantes no son de fácil contestación; por ello pienso que este autor deja las novela abiertas por dos motivos: que el lector piense. Y para volver a tratar el tema en un posterior trabajo.

LA VIDA INTERIOR DE MARTIN FROST está compuesta como un guión cinematográfico pues, de hecho se trata de una película que el autor rodó hace un tiempo. A pesar del formato rígido de un trabajo así, se puede apreciar la excelente pluma del autor, tan directo y certero, como convencido de las opiniones que vierte en sus escritos.

Sabe captar la atención y el interés del lector; en esta ocasión con una entrevista, en la que explica los momentos dulces y amargos de la producción del film. Soltura y gracia.

¿Qué nos quiere decir Auster a través de este guión cinematográfico? Desde luego profundizar en la condición humana, reflexionar sobre la voluntad y el azar, sobre la responsabilidad de los propios actos, la capacidad de ser libre…

En esta ocasión el arma del surrealismo es empuñada para contarnos la historia de Frost, escritor; que pasa unos días de descanso - él solo – en casa de unos amigos. Pero, de la nada, aparece Claire. ¿Quién es la extraña muchacha? Sin duda su musa, pues cuando Martin concluye un pequeño cuento que se le ha ocurrido esos días, Claire comienza a desvanecerse y está a punto de morir de nada; Martin, que la ama, la rescatará de su destino, rompiendo las hojas manuscritas del breve relato y quemándolas en la chimenea de la sala de estar. Los acontecimientos se precipitan.

Estamos ante un gran trabajo del polifacético Paul Auster.


Juan Carlos Eizaguirre
11.12.07

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