Tuesday, July 07, 2009

Connolly, John. Los hombres de la guadaña. Tusquets, 2009. 337 páginas. 20 euros.

Un poco más sosegada que novelas anteriores de este autor. Es decir: menos asesinatos sádicos, menos sangre en general. Claro que no se le puede pedir a Connolly que se esté tranquilo, como sus seguidores comprenderán. Con lo cual el tema será policíaco de tipo thriller ( no la tradicional novela negra), con una trama extensa e intensa a la vez; quiero decir que el autor se mueve en dos espacios de tiempo: uno el de la infancia de Louis, y otro en su madurez con su amigo Ángel, ambos perseguidos por un ser vengador un poco confuso, como oculto en la niebla, esa niebla que tanto le gusta a Connolly recrear.

Ciertamente en este tipo de novela a dos voces un escritor se la juega, porque puede confeccionar un trabajo impresionante, fluido, que pasa de un tiempo a otro sin darnos cuenta… Pero puede pasar lo contrario: que las ruedas chirríen desagradablemente, que se encharque el tema con aspectos que no tienen importancia ni belleza, o que se vea obligado a servirse de los capítulos para cerrar los tiempos.

He de decir que nuestro joven escritor incurre algo en estos defectos, que sin duda corregirá con el tiempo, porque su cabeza es en torbellino de historias bien fabuladas. Su casi tocayo, el escritor Michael Connally lo pone por las nubes. Y en general es bien acogido por la crítica y el público. Quizá nuestro hombre, se aprovecha de las debilidades humanas para confeccionar unos relatos llenos de violencia, vicio al que el ser humano es muy proclive, pero que tantas veces se aguanta, por no dar el espectáculo, o por no acabar en comisaría.

En estos caso, leer violencia sin tapadera y que ganen los “buenos”, es algo que atrae, se podría decir que desgraciadamente, porque los buenos no son tan buenos; son si acaso, menos malos, y cometen acciones en principio no justificadas en vez de avisar a la policía, a las autoridades.

A pesar de tanta muerte, de tanta búsqueda de la justicia, no hay ningún enfoque didáctico ni trascendente. La novela está llena de vacío ético y moral. ¿Qué divierte? Ya lo creo que divierte. ¿Pero se puede sacar algo positivo de fondo?


Juan Carlos Eizaguirre
6.7.09

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