Thursday, May 07, 2009

Dürrenmatt, Friedrich. La promesa. Editorial Navona, 2008. 158 páginas. 12,50 euros.

Friedrich Dürrenmatt, ya fallecido, ha pasado a la historia de la literatura por ser un gran dramaturgo. Uno de los primeros creadores del teatro del absurdo, pero de los de verdad; de una calidad escénica y argumental fuera de lo común. Incluso siendo sus obras, como son, ácidas, con una fina ironía crítica hacia la sociedad convencional.

Y es que Dürrenmatt fue un hombre, a parte de su categoría literaria, con un sentido crítico de la vida muy exacerbado, casi patológico; pero, cuidado, poseía una inteligencia poderosa que le hacía “dar en el clavo” con sus críticas aunque, lógicamente de una manera esperpéntica, adecuada al género de expresión artística que el había elegido para comunicarse con el mundo: el absurdo.

La promesa, una de sus pocas novelas, es un relato corto de poco más de 150 páginas más sosegado. A finales de los cincuenta se le encargó un guión para el cine sobre un tema concreto: el rapto de una niña. Dürrenmatt elaboró un trabajo correcto, sin excentricidades y la película se estrenó en 1960 con el título de El cebo; en blanco y negro. Me acuerdo haberla visto en mi juventud, y lo único que recuerdo es que era una película de miedo.

Pero nuestro escritor no quedó contento con el trabajo. Le parecía todo artificioso, demasiado previsible, y siguió trabajando por su cuenta. Aquí es cuando nace La promesa que, a mi juicio es una antinovela policíaca, con cierto tinte absurdo y donde todo acaba mal. Suena a venganza del autor por la película El cebo. Pero en realidad no se puede hablar de venganza, sino más bien de juego con el lector; pues en el epílogo Dürrenmatt ofrecerá otros fines posibles y verosímiles, más acordes con un lector de este tipo de novelas. Y la guinda final es cuando cuenta la verdad de lo que realmente pasó en las dos últimas páginas. Quizá en esa apoteosis final sí aparece el verdadero escritor de lo fantásticamente absurdo que fue Friedrich Dürrenmatt.

Les animo a leerla; está magistralmente escrita, con interés y tensión. De paso conocerán la opinión (entretenida) de un gran escritor al que no le gustaban las novelas policíacas y acabó escribiendo a su manera.

Juan Carlos Eizaguirre
7.5.09

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