Monday, April 08, 2013

Connolly, John. Cuervos. Tusquets, 2012. 380 páginas.

Hace poco más de medio año que se publicó esta novela de Connolly en España. Ha sido un éxito de ventas. Connolly es de esos escritores que crean adición en los lectores sin muchas exigencias literarias, a los que le importa sólo la historia: el argumento, podríamos decir, más que las formas y el cuidado de la redacción, el análisis psicológico de los personajes, la recreación de ambientes, etcétera.
Sin embargo, lo que acabo de afirmar ahora no es del todo exacto en John Connolly. Pertenece al Parnaso de los buenos escritores. Quizá sin su estilo, a veces directo, a veces sinuoso; su original mundo en que sus personajes no son (para nada) estereotipos, sino mentes atormentadas, fracasados, con unas leyes morales muy personales que rozan con lo extraño. Y no digamos nada de su mundo de seres esotéricos: fantasmas o demonios, que de un mundo lejano se hacen presentes… o es que quizá son obsesiones, mentiras, paranoias… que crean las propias mentes de los actores. El autor deja estos modos de tensión en el relato a la libre interpretación de los lectores, con los que parece jugar al arte del engaño, pero en realidad más parece un complejo del escritor, que desconoce las fronteras del bien y del mal. ¡Casi nada!
Pues bien, quizá sea todo lo dicho el secreto del éxito de Connolly. Fabricar (labor creadora) unas novelas de corte original tanto en el fondo como en la forma. Me resulta difícil encasillar a este autor en un lugar adecuado. Por una parte, posee rasgos de novela policíaca, por otro, semeja a un thriller al uso. Además, puede llegar a resultar desagradable, por su ambientación escabrosa pero moderada. Sin embargo, ahí lo tenemos, con un triunfo editorial en cada libro escrito. Me refiero a los de la “Serie Charlie Parker”.
Tengo la experiencia que este escritor no es de los que deja a los lectores indiferentes, porque posee la capacidad de capturar la atención o, al revés, no soportar sus extraños personajes y sus mundos interiores, con una dosis de violencia contenida, pero violencia al fin.
No sé si habré conseguido hacer una reseña cierta, objetiva. Lo que sí puedo decir a los lectores es que yo he leído casi toda la obra de Connolly, y lo he hecho porque me gustan sus historias, su atrayente capacidad de fabulación y el modo de contarlas.
Respecto a su valoración general: no es un libro para adolescentes. Y no porque haya un exceso de deslices separados. Es, más bien, por su ambiente de fondo, que parece que no dice nada, pero no es verdad. Nos vierte sus dudas y temores personales. Todo esto sin desmerecer el placer de escribir.

Juan Carlos Eizaguirre
4.4.13

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