Hardy, Thomas. Los habitantes del bosque. Editorial Impedimenta, 2012. 452 páginas.
Hardy, Thomas. Los habitantes del bosque. Editorial Impedimenta, 2012. 452
páginas.
Thomas Hardy es uno de los principales escritores ingleses
de la segunda mitad del siglo XIX, donde se produce una gran deflagración
literaria, en las que múltiples escritores salen a escena y saltan a la fama.
La obra narrativa de Hardy se produce en la década de los ochenta. Con la
llegada del siglo XX. El escritor se dedica casi enteramente a la poesía; y
morirá en enero de 1928 (el mismo mes en que publicó su último poemario); tenía
la friolera de 88 años, cosa extremadamente llamativa para esa época, en que la
medicina no había experimentado el espectacular salto hacia los descubrimientos
sanitarios que, hasta la fecha eran de muerte.
Parte del trabajo narrativo de Hardy se desarrolla en la
campiña inglesa, retratando a la nobleza rural y a los atareados campesinos.
Hombres de honor ya los había, pues comenzó a originarse una burguesía rural,
con dinero y con estilo de caballeros y
damas.
Los habitantes del
bosque es una novela dura, por no decir agria. La trama de los cruces
amorosos, con engaños y egoísmos, permite al escritor desarrollar sus ideas en
un ambiente y un paraje idílico propio de Cornualles. Pero no. Hardy es un buen
anglicano, pero está convencido de que el destino es algo inexorable: contra lo
que no conviene luchar, sino dejarse llevar. Él reconoció su influencia de
Shopenauer, “su sentimiento trágico de la vida”, como manifestaba Miguel de
Unamuno. Aunque en este país hemos tenido
al discípulo más convencido y práctico: Pío Baroja.
El párrafo precedente pretende alertar al lector, que podría
sucumbir ante una novela que considerase gótica, por ejemplo. Nada más lejos de
la realidad. Los habitantes del Bosque
es, artísticamente bella. Y a la vez profunda con un sentido pedagógico
portentoso. Estamos ante un trabajo donde se describe la luminosidad de los
campos como Wesses, o consigue que el lector trabe un conocimiento profundo de
la forma de ser, sus gustos y aficiones… de sus personajes.
Por hacer una oferta, me atrevo a hacer la afirmación de que
hay, por lo menos, dos novelas que superan a la que es objeto de comentario. Me
refiero a “El Alcalde Casterbrige y
Lejos del Mundanal Ruido.
Opino que es una novela para todos. En estos momentos, dudo
a quién podría recomendarse más. Adultos y jóvenes… Pero ya estamos con lo de
siempre: ¿a quién les gustará más? Al público masculino o femenino. Contestaré
con un dato. Desde el siglo XVII comienzan a aparecer obras escritas por
mujeres, hasta llegar (estamos en Inglaterra, no lo olvidemos). Y ya en el
siglo XIX la profusión de novelas de alta calidad literaria es rotunda. Aquí no
hay que dejar solas a las mujeres. Un buen puñado de varones de una calidad
literaria sin fisuras. Esto es una opinión.
Juan Carlos
Eizaguirre
24.6.13
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