Friday, June 28, 2013

Kelly, Jacqueline. La evolución de Calpurnia Tate. Roca Editorial, 2010. 268 páginas

En uno de los innumerables pueblos rancheros de Texas, donde la vida transcurre apaciblemente y todo gira alrededor del ganado y los campos con sus cosechas, vive Calpurnia Tate, la única mujer entre seis hermanos varones, a principios del siglo XX. No le resulta a la joven de trece años, fácil crecer en un ambiente tan hombruno, aunque se defiende a capa y espada de los ataques de sus hermanos, de los que suele salir vencedora. Y si no, se va al laboratorio de su abuelo, un excéntrico y ya mayor investigador científico: notable biólogo en su juventud, conocedor profundo del reino animal, vegetal y mineral. Le doy este pequeño homenaje, porque toda la familia, menos Calpurnia, le tiene por un ser excéntrico, que pasa todo el día en el cobertizo de la casa o en el campo. Al cobertizo le da el pomposo nombre de laboratorio. El caso es que a Calpurnia le gusta el trabajo de su abuelo y comienza a trabajar con él.
Además sus padres, buenos educadores, están al quite para amonestar a  sus hermanos (unos muchachos muy majos) y también para evitar que Calpurnia se convierta en una fierecilla y acuda a la escuela en vez de al laboratorio del abuelo. 
Hasta aquí el argumento apenas insinuado. Que el lector o la lectora descubran y disfruten con el resto de la trama.
Curiosamente, siendo la primera novela de Jacqueline Kelly, que anteriormente había ejercido la medicina y la abogacía, ha obtenido un rotundo éxito, confirmado por la crítica de muchos países y de muy diferentes culturas. No es normal que la ópera prima de un escritor triunfe con tanta rotundidad. De todas formas hay casos y merecidos aplausos, que no son fruto de una orquestada publicidad sinuosa.
Opino que esta obra ha sido tan bien acogida, primero por el tema: una atractiva pintura de las costumbres de las personas y la cultura social del lejano Oeste, desde una cómoda casa hogareña, pero que en ella no hay quién pare, con las aventuras  (a veces románticas) y travesuras de los hijos y las distintas actitudes de los padres y el abuelo, así como las visitas que acuden al atractivo hogar de los Tate a tomar el té.
Lo anunciado en el párrafo anterior, parece premiar al estudio de los personajes, sus perfiles, tanto personal, como colectivamente. Y adjudicar a Kelly su pericia en eso. Bien es cierto que los aciertos que hemos mencionado hasta ahora, serían suficientes para que fuese una gran novela. Pero hay un segundo motivo más: la pulcritud, llena de luminosidad (luminosidad no metafórica), sino la que hay en un día de sol, por ejemplo, y según qué partes de la tierra… No es fácil trabajar la luz: que hablen los pintores. Sin embargo se podría adjudicar a nuestra escritora, que ella describe la luz. Es algo impresionante, según mi modo de ver, claro.
Lo leerán con gusto chicos y chicas desde los 9 a 13 años. Si se sabe “vender el artículo” un adolescente pasará un buen rato leyendo buena literatura. Y, sobre todo, un adulto disfrutará porque se verá retratado en muchas conductas. Y además, es gracioso.
 

 

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