Monday, June 20, 2011

Connolly, John. Voces que susurran. Tusquets, 2011. 368 páginas. 20 euros.

John Connolly es un escritor muy particular. Para los que no le conozcan, habrá que decir que se mueve en la especialidad de los thrillers, que tiene una producción bastante amplia, que es irlandés, pero vive medio año en Estados Unidos, donde escribe sus novelas. En España tiene muchos seguidores. Eso quiere decir: buenas críticas y buenas ventas.

Decía al principio que estamos ante un escritor particular porque, entre otras cosas, el mundo, los lugares de desarrollo de sus tramas son… negros, profundos, misteriosos, con aparición de una especie de seres cuya realidad es dudosa, pero que unas veces se transforman en vivientes y otras en unos ángeles del mal, dirigidos por no se sabe que autoridad de lo alto: una especie de dios justiciero.

En medio de este mundo siniestro vive Charlie Parker, antiguo policía, expulsado por diversos homicidios: se tomó la justicia por su mano y, siendo policía, asesinó a los autores de la muerte de su mujer y su hija; un asesinato sádico en verdad. Ahí encontramos a nuestro autor, ahora convertido en detective privado y perseguido por las sombras, por seres extraños. Él nos muestra la normalidad de una vida cualquiera, pero tiene casos que resolver porque le contratan para ello. Es en los momentos de trabajo cuando alguien busca deshacerse de él porque, Charlie no lo sabe todavía, pesa sobre el una condena del mundo de las sombras y de los demonios.

Quizá piensen que se trata de una novela de terror; no es así. Es un trabajo con unos toques que su exuberante fantasía transforma en un submundo de extrañas criaturas, que más tiene que ver con lo demoníaco.

Podría decirse que esta novela o las otras son, entonces, una patochada. A eso respondo: no, porque el relato está soberanamente bien contado. Posee un ritmo narrativo potente, esculpe los personajes, la urdimbre de los, aparentemente, no relacionados sucesos. Y por no hablar de la intriga. Un poco exagerada la violencia, quizá. En fin, que se lee con fluidez e interés.

Un dato nuevo. El lector se sorprenderá al leer esta historia. Tiene pasajes muy distintos a los que nos tiene acostumbrados John Connolly: tráfico ilegal.

Juan Carlos Eizaguirre
17.6.11

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