Friday, July 24, 2009

Grisham, John. La trampa. Plaza y Janés, 09. 452 páginas. 22,90 euros.

Me resulta complicado hacer una reseña más de un nuevo trabajo de John Grisham. Salvo raras excepciones, todas sus novelas poseen calidad literaria suficiente para poder emitir un juicio positivo sobre la obra en cuestión; además, todas, salvo el Informe Williamsom, poseen una cadencia temática y estilista similares. Por tanto, ¿cómo decir algo nuevo, original, que anime a los lectores a leerlo?

Sin embargo, trataré en estas breves líneas de hacerlo en honor y respeto al autor, a los lectores y a este portal de Internet.

La trampa recuerda mucho a la Tapadera: bufetes multimillonarios, grandes hornadas de nuevos abogados recién licenciados que trabajan cien horas a la semana y algo huele a podrido en las altas esferas. El protagonista principal será un joven y brillante recién ingresado que sabrá moverse con soltura impropia de su edad para escapar de las garras de su jefes, cuando se entera de sus métodos corruptos.

Pero en esta ocasión será nuestro joven abogado quien tenga cosas que ocultar de su reciente pasado como estudiante; cosas olvidadas de una noche de juerga y alcohol. Pero hay un vídeo. Alguien, no queda claro quién, grabó las escenas de sexo con su móvil. En las escenas hay cuatro muchachos implicados; la chica ¿violada?, en estos momentos reclama justicia, pero no sabe nada del vídeo; el caso quedó sobreseído en su momento. ¿Pero quién tiene el vídeo? Esta es una de las grandes incógnitas de la novela.

Obviamente estamos ante un caso de chantaje; el joven abogado debe colaborar con los chantajistas poseedores del vídeo, sustrayendo información de un caso muy importante de su bufete. La trampa está echada: si no obedece las consignas, el vídeo será entregado a la abogada de la chica, colgado en Internet, y su futura brillante carrera será un fiasco.

En fin, les he mostrado sólo el comienzo de una gran novela de acción escrita con mucho fuste, con categoría, sabiendo llevar al lector con ritmo por los vericuetos de la trama con un estilo natural y sencillo.

Tengo para mí, que John Grisham es, entre los escritores de thillers mundiales, quizá el mejor. Pero añado otra aspecto: en líneas generales las novelas de este tipo merecen en el mundo de los libros una calificación secundaria.

Juan Carlos Eizaguirre
23.7.09

Tuesday, July 07, 2009

Connolly, John. Los hombres de la guadaña. Tusquets, 2009. 337 páginas. 20 euros.

Un poco más sosegada que novelas anteriores de este autor. Es decir: menos asesinatos sádicos, menos sangre en general. Claro que no se le puede pedir a Connolly que se esté tranquilo, como sus seguidores comprenderán. Con lo cual el tema será policíaco de tipo thriller ( no la tradicional novela negra), con una trama extensa e intensa a la vez; quiero decir que el autor se mueve en dos espacios de tiempo: uno el de la infancia de Louis, y otro en su madurez con su amigo Ángel, ambos perseguidos por un ser vengador un poco confuso, como oculto en la niebla, esa niebla que tanto le gusta a Connolly recrear.

Ciertamente en este tipo de novela a dos voces un escritor se la juega, porque puede confeccionar un trabajo impresionante, fluido, que pasa de un tiempo a otro sin darnos cuenta… Pero puede pasar lo contrario: que las ruedas chirríen desagradablemente, que se encharque el tema con aspectos que no tienen importancia ni belleza, o que se vea obligado a servirse de los capítulos para cerrar los tiempos.

He de decir que nuestro joven escritor incurre algo en estos defectos, que sin duda corregirá con el tiempo, porque su cabeza es en torbellino de historias bien fabuladas. Su casi tocayo, el escritor Michael Connally lo pone por las nubes. Y en general es bien acogido por la crítica y el público. Quizá nuestro hombre, se aprovecha de las debilidades humanas para confeccionar unos relatos llenos de violencia, vicio al que el ser humano es muy proclive, pero que tantas veces se aguanta, por no dar el espectáculo, o por no acabar en comisaría.

En estos caso, leer violencia sin tapadera y que ganen los “buenos”, es algo que atrae, se podría decir que desgraciadamente, porque los buenos no son tan buenos; son si acaso, menos malos, y cometen acciones en principio no justificadas en vez de avisar a la policía, a las autoridades.

A pesar de tanta muerte, de tanta búsqueda de la justicia, no hay ningún enfoque didáctico ni trascendente. La novela está llena de vacío ético y moral. ¿Qué divierte? Ya lo creo que divierte. ¿Pero se puede sacar algo positivo de fondo?


Juan Carlos Eizaguirre
6.7.09