Tuesday, April 30, 2013

Doig, Ivan. Verano en English Creek. Libros del Asteroide, 2013. 483 páginas. 23 euros

A lo largo de los siglos todas las naciones que hoy pueblan el Planeta (y otras que están en vía de conseguirlo) han conseguido que su particular idiosincrasia forme un Estado: un país donde vivir y recordar el pasado y soñar con el futuro. Es la creación de las nacionalidades a lo largo de los siglos, con disputas, guerras, tratados, políticas matrimoniales, etcétera. En esta lucha a lo largo de los siglos estuvo E.E.U.U. Pero con una peculiaridad: el escaso tiempo para auto crearse. La novela de Ivan Doig, quizá sin pretenderlo a ciencia cierta, es un ejemplo.
Sin embargo hay que recalcar, porque es una obviedad, que hay zonas de nuestro mundo sin haber llegado a este nivel elemental. Con otras carencias fundamental, sí, pero menos importantes que las de carecer de una tierra, una casa donde siempre han vivido los tuyos.
E.E.U.U., país donde se desarrolla la novela, ha sido, sin embargo, una nación que ha tenido todas sus las luchas épicas para florecer, en muy poco tiempo, como acabamos de afirmar. En menos de cincuenta años comienza a ser un país cuajado, aunque no le faltaron la guerra con Gran Bretaña y su propia guerra civil: La Guerra de Secesión. El Norte contra el Sur. Hace algo más de 200 años no existían como nación.
Es por eso que los grandes escritores norteamericanos actuales, cuando producen sus historias, ficticias o no, introducen en éstas una trama o dosis de fondo, de un claro corte epopéyico: de gran batalla por la subsistencia primero y por ser los vencedores absolutos después. Un pueblo cuajado de emigrantes además. Y ahí lo tienen: por ahora el país más poderoso de la tierra. Este es el fondo de esta espléndida novela
Ivan Doig, nos presenta una obra de ficción (cambia hasta los nombres de valles y montañas) en la que recrea las cordilleras del Estado de Montana a finales del siglo XIX y comienzos del XX. Verdaderamente el relato está escrito con tanto fuste, y tan bien tallada la forma de los personajes; y…, lo más importante, las costumbres. Por ejemplo, una tarde de rodeo en la fiesta del 4 de Julio, el baile y la fiesta de después, un pavoroso incendio y otros sucesos que le permiten descubrir a los lectores un paisaje bello pero abrupto y a veces traicionero.
La historia está narrada por un joven de quince años: Jick que, de una manera natural se introduce en los trabajos (y fiestas) de los adultos, lo que permite al escritor poder crear una trama costumbrista de amor y desamor y algo de violencia que, en realidad, procede de la ruda vida de los lugareños diseminados por los pueblos de una parte de Montana.

Juan Carlos Eizaguirre
30.4.13

Monday, April 29, 2013

Landero, Luís. Absolución. Tusquets, 2012. 318 páginas.

Se podría afirmar que Luís Landero es uno de los mejores escritores españoles actuales. En verdad posee una prosa fecunda y cargada de belleza; utiliza la secuencia temporal con maestría (No lo denominaría feedback; es algo más fecundo). Pero este aparente desorden se encuentra muy bien trabado, posee lo que se podría llamar unas luces rojas para advertir al lector que ya se encuentra en otro lugar, o que han cambiado los personajes… Y lo que es más importante, cuando se introduce en el monólogo interior cubriéndolo de reflexiones sobre la vida del protagonista (Lino); y también las conversaciones con Gálvez, Olmedo, el señor Levin y Clara, su novia, a la que abandona el pie del altar el día de su boda.
No se puede calificar la altura literaria de un autor por su belleza expositiva. Hay que mirar más a fondo; detectar lo que quiere decirnos el escritor. En definitiva, saber sus opiniones y actitudes vitales. En esto Landero se muestra totalmente desinhibido. En Absolución retrata su agnosticismo, su tristeza irónica (cáustica), el desconcierto ante la vida, sus futilidades, engaños y mentiras que concluyen con la muerte.
Todo lo que se dice en el párrafo anterior es terrible. Pero así lo denuncia Landero al que, siguiendo su caminar literario, se puede decir que se proyecta en sus personajes. Por eso hay que decir que este gran escritor es un gran escritor incompleto. Esta es, al menos, mi opinión. Hay muchos momentos en las vidas de las personas en las que la alegría de vivir es desbordante; son optimistas o pacientes en las incuestionables situaciones de sufrimiento, de tedio, que combaten con la fe: en los demás y en Dios. Landero es como es; y tiene derecho a serlo así: es libre; la vida le ha llevado por determinados caminos, que han forjado (libremente) sus ideas.
Pero hay más. Nuestro hombre no ofrece soluciones concretas. Lino, el principal protagonista, se muestra desconcertado; sus intentos de arreglar su vida son, como su persona y circunstancias, esperpénticos; conducen a un perpetuo fracaso existencial.
Me duele, me da pena haber puesto a Luís Landero a bajar de un burro. He pretendido que este comentario sirva de antídoto para mentes todavía sin hacerse, u otras que se vean confirmadas en la dejadez vital que tanto abunda en estos días. Y he dicho que me duele, porque Landero es uno de mis escritores españoles favoritos. Disfruto leyendo sus novelas con corte de ensayo. Tiene una capacidad de observación y una gracia para describir escenas de la vida cotidiana que, en verdad, me hacen reír. Además posee una prosa bellísima (aunque resulte un poco cursi escribir esta corta frase). En 1989 y en 1990 fue Premio de la Crítica y Premio Nacional de Narrativa. Y es que nuestro escritor hace pensar, además de proporcionar el placer de leer.

Juan Carlos Eizaguirre
14.3.13

Tuesday, April 16, 2013

Dalisay, José. Pasando el rato en un país cálido. Libros del Asteroide, 2012

Autor ampliamente conocido en el Sudeste Asiático. Filipino de nacimiento, ha vivido siempre en su país, salvo períodos en E. E. U. U. para doctorarse en inglés y sí poder seguir enseñando con más currículum el idioma de Shakespeare en la Universidad de Filipinas.
Nos encontramos en los últimos años del siglo XX. Siempre compaginó la enseñanza con la escritura. La publicidad sobre el escritor que viene a raudales en la contraportada y las solapas de cada libro, afirma que Pasando el rato en un país calido es la primera de sus dos novelas (por ahora), habiéndose dedicado antes a ensayos, relatos breves, teatro, etcétera.
No pretendo discutir, porque Jose Dalisay es un excelente escritor, y como tal a de ser tratado. Primero por la excelente acogida en el mundo anglosajón y un goteo de éxito en las ventas en países como el nuestro, un poco (mucho) alejados de la realidad filipina y su pasado reciente. Segundo: por la unánime buena acogida de la obra. Y tercero y más importante, la novela en sí; la calidad literaria con un comienzo fulgurante para, páginas después, retrotraerse y recordar una bella y trágica historia hasta la madurez.
Efectivamente, Noel (principal protagonista) está viajando a su país –Filipinas- desde Estados Unidos, que es donde trabaja. Su sensibilidad se encuentra a flor de piel, pues el motivo de su viaje es la muerte de su padre. Precisamente ese estado sensible le lleva a imbuirse en su pasado en su tierra natal: infancia, juventud en Manila, comunista contra el dictador, cárcel… Tal parece una autobiografía, pero no. Si leemos unas líneas más arriba, veremos que no es así. Lo que Dalisay pretende es construir la sufrida historia de su país desde la II Guerra Mundial hasta nuestros días. Filipinas ha prosperado (son tozudos trabajadores), pero posee aún grandes bolsas de pobreza casi extrema.
Nuestro escritor de hoy es un hombre ampliamente galardonado por su labor literaria y ensayística; un pensador con mucho peso intelectual en su patria. Opino que si sigue interesándose por el camino de la novela, su voz llegará más lejos. A todo el mundo.
No hay nada inconveniente; ni violencia extrema; todo es tratado con cortesía oriental. La trama es entretenida, pero aburrirá a más de un adolescente.


Juan Carlos Eizaguirre
22.3.13

Wednesday, April 10, 2013

Morley, Christopher. La librería encantada. Editorial Periférica, 2013. 312 páginas.

“No hay nadie más agradecido que un hombre a quién le has recomendado el libro que su alma necesitaba sin saberlo”. Con estas palabras más o menos vehementes, Roger Mifflin (principal protagonista de La librería encantada) resume su amor a la profesión a la que ha dedicado toda su vida: el negocio de los libros antiguos y de ocasión. Quizá la palabra “negocio” suene a opulencia, pero no es así en este caso que nos cuenta el escritor Christopher Morley. El señor Mifflin se nos muestra como un apasionado de la lectura y de los libros… siempre selectos. Y quizá el antes llamado negocio apenas da para vivir al maduro matrimonio completado por Helen, amante esposa, a la que se le ha contagiado la fiebre de su marido.
Hagamos un paréntesis, porque pienso que nuestro escritor de hoy es muy poco conocido, dada su ubicación en el tiempo. Nació en Haberford, Pensilvania, en 1890. Lógicamente, toda su obra literaria (no muy extensa) salió a la luz en la primera mitad del siglo XX. Falleció en 1957. Quizá su mejor obra fue La librería ambulante (1917), que la Editorial Periférica publicó el año pasado; le siguió la que ahora presentamos en 1919. Su último trabajo es de 1947: un libro de poesía, a la que nunca había dedicado sus esfuerzos editoriales. Sin embargo, sí al Ensayo; es más, la novela La librería encantada, contiene muchos pasajes que son verdaderos ensayos… quizá un poco escuetos… Pero él se vale del monólogo interior o, incluso de conversaciones de tertulia, para expresar sus ideas sobre la cultura, el debido uso de los libros, la Gran Guerra, etcétera.
Se podría decir que las verdaderas intenciones del escritor se encuentran en lo antedicho, y no en un argumento de intriga, que roza la trama policíaca, el espionaje; y que no está prendido con alfileres. Todo lo contrario, se encuentra muy bien sustentado a lo largo del relato.
Resumiendo: lo primero que yo diría, es que estamos ante una buena novela. Lo segundo: el lector debe conocer cómo era Morley (su perfil, se diría hoy). Un hombre tranquilo y jocoso. Trabajador incansable que, como suele suceder, tocó “muchos registros” antes de dedicarse a escribir.
Tenia fama de admirador de las costumbres británicas, y así era; lo mismo que su refinamiento en el trato, en el vestir, en el pensar…
Novela para recomendar.

Juan Carlos Eizaguirre
8.4.13



Monday, April 08, 2013

Connolly, John. Cuervos. Tusquets, 2012. 380 páginas.

Hace poco más de medio año que se publicó esta novela de Connolly en España. Ha sido un éxito de ventas. Connolly es de esos escritores que crean adición en los lectores sin muchas exigencias literarias, a los que le importa sólo la historia: el argumento, podríamos decir, más que las formas y el cuidado de la redacción, el análisis psicológico de los personajes, la recreación de ambientes, etcétera.
Sin embargo, lo que acabo de afirmar ahora no es del todo exacto en John Connolly. Pertenece al Parnaso de los buenos escritores. Quizá sin su estilo, a veces directo, a veces sinuoso; su original mundo en que sus personajes no son (para nada) estereotipos, sino mentes atormentadas, fracasados, con unas leyes morales muy personales que rozan con lo extraño. Y no digamos nada de su mundo de seres esotéricos: fantasmas o demonios, que de un mundo lejano se hacen presentes… o es que quizá son obsesiones, mentiras, paranoias… que crean las propias mentes de los actores. El autor deja estos modos de tensión en el relato a la libre interpretación de los lectores, con los que parece jugar al arte del engaño, pero en realidad más parece un complejo del escritor, que desconoce las fronteras del bien y del mal. ¡Casi nada!
Pues bien, quizá sea todo lo dicho el secreto del éxito de Connolly. Fabricar (labor creadora) unas novelas de corte original tanto en el fondo como en la forma. Me resulta difícil encasillar a este autor en un lugar adecuado. Por una parte, posee rasgos de novela policíaca, por otro, semeja a un thriller al uso. Además, puede llegar a resultar desagradable, por su ambientación escabrosa pero moderada. Sin embargo, ahí lo tenemos, con un triunfo editorial en cada libro escrito. Me refiero a los de la “Serie Charlie Parker”.
Tengo la experiencia que este escritor no es de los que deja a los lectores indiferentes, porque posee la capacidad de capturar la atención o, al revés, no soportar sus extraños personajes y sus mundos interiores, con una dosis de violencia contenida, pero violencia al fin.
No sé si habré conseguido hacer una reseña cierta, objetiva. Lo que sí puedo decir a los lectores es que yo he leído casi toda la obra de Connolly, y lo he hecho porque me gustan sus historias, su atrayente capacidad de fabulación y el modo de contarlas.
Respecto a su valoración general: no es un libro para adolescentes. Y no porque haya un exceso de deslices separados. Es, más bien, por su ambiente de fondo, que parece que no dice nada, pero no es verdad. Nos vierte sus dudas y temores personales. Todo esto sin desmerecer el placer de escribir.

Juan Carlos Eizaguirre
4.4.13

Friday, April 05, 2013

Talese, Gay. Honrarás a tu padre. Alfaguara, 2001. 602 páginas

No nos encontramos ante una novela sobre la Mafia. Ni tampoco ante una historia de gansters violentos, con asesinatos espectaculares. Honrarás a tu padre es un trabajo notable de investigación periodística, que bate records, tanto en su contenido, como en los años de minuciosa búsqueda de la verdad por parte Gay Talese, creador, podríamos decir, del Nuevo Periodismo, junto a Tom Wolfe.

A mi juicio es una excelente biografía sobre dos mafiosos emigrados de Italia a Estados Unidos. Son los famosos Bonanno: el padre (Joseph o Joe) y su hijo Salvatore (Bill). Y, cómo no, se amplía a sus familias, ambiente aparentemente tranquilo de sus vidas, de sus amigos y sus negocios. Pura fachada, pero no tanto.
Como no puede ser de otra forma, el ambiente italiano preside el ductus de la trama y las actuaciones y gustos de los personajes. Gay Talese llegó a viajar a la localidad natal de los Bonanno; y a repasar minuciosamente los juicios de condena de dos hombres aparentemente normales, al estilo de la Cosa Nostra.
¿Y por qué no, en cierta medida? Se pregunta el autor, después de haber buceado al fondo de este siniestro modo de gobierno de una pequeña comunidad, que comienza a alborear en la Edad Media. Aunque por otro lado hay que decir, que estos mafiosos del siglo XX, ordenan sus filas, se distribuyen el trabajo y los lugares llegando a estar presentes en muchos estados y ciudades de E.E.U.U. país en el que se desarrolla, llamémosle claramente, la vida del padre de una familia y una recreación del ambiente del crimen organizado a lo largo del siglo pasado.
Joe Bonanno, Capo de una de las familias mafiosas de la Costa Este, arribó a América a principios del siglo XX, huyendo de su Sicilia natal. Prosperó rápido en sus “negocios”; allí se casó, tuvo cuatro hijos y aparentaba una vida tranquila. En realidad es así como ha funcionado la Mafia a lo largo de los siglos: secretos y fidelidades oscuras; la importancia de la familia y el recelo hacia los extraños. Un eficaz sistema de protección e, incluso, de gobierno.
El caso es que Joseph es secuestrado; se le da por muerto. Su hijo Bill, se esconde. La Mafia es acosada por el FBI; y hasta la opinión pública y los medios de comunicación cargan contra estas redes ocultas del crimen organizado. Las comparecencias ante el Gran Jurado menudean también. Pero, para poner las cosas en su punto, lo cierto es que el porcentaje de mafiosos en New York, Chicago, u otras grandes ciudades o zonas del Oeste, era muchísimo más inferior que los delincuentes y asesinos, también organizados, que operaban: robaban, extorsionaban, poseían salas ilegales, etcétera. Se puede afirmar que la diferencia oscilaba sobre el 70%. Sin embargo, la Mafia era la más acosada, debido a manipulaciones de arriba y abajo, afirmaremos misteriosamente.
Y pasan los años y no sucede más que lo cotidiano. Acosos y trifulcas temporales; golpes de mano, traiciones. Respeto: hablar antes de castigar o advertir. Muertes, “las necesarias”.
Y concluye esta gran biografía con la misma discreción y los mismos avatares: tiempos de condena en la cárcel, pagos de grandes finanzas para evitarla. Parece como si nuestro autor quisiera demostrar al mundo, a la gente, lo absurdo de una vida mal gastada para, luego acabar convertido en un apacible anciano repleto de recuerdos de fuego.
Hablemos un momento de lo que suele llamarse “el estilo”. Se habla con cierta frecuencia del “estilo periodístico”. A mi juicio es totalmente evidente. Pero no entremos en polémicas que no son de este caso. Lo que yo quisiera recalcar es el éxito obtenido por muchos periodistas que se han decidido a escribir un libro o varios: una novela, por ejemplo. Me gustaría saber el porcentaje de ganadores en estas batallas. Pero no lo sé. Sólo puedo comprobar que sí. Que nacen escritores de narrativa (sobre todo) de personas pertenecientes a esa honorable profesión. Estoy más que harto de ver pan duro en las librerías. ¡¡¡Viste tanto ser escritor…!!!
Quizá el ambiente sórdido y el fondo ideológico que aprueba la violencia y el asesinato, pudiera desorientar a personas sin o con poca formación.

Juan Carlos Eizaguirre
6.3.13

Tuesday, April 02, 2013

Grisham, John. Los litigantes. Plaza y Janés, 2012. 494 páginas

La última entrega de John Grisham es algo distinta de las anteriores, donde los thrillers y los despachos de abogados componían unas atractivas novelas de intriga y acción. Estaban escritas, podría decirse, de una manera fluida y asequible a un público adulto, que se deja engañar por la acción… y quizá gustarán, algunas de sus novelas a público adolescentes; hay algunas que son de cierta factura.

No sé si la manera de escribir de Grisham es estilo best seller: siempre pensando en libros que triunfen y pasen por varios expertos antes de ver la luz. Me inclino a creer que no es así. Estamos ante un lector de talento y para una gran variedad de lectores.
Esta última novela, Los litigantes, se sale en gran medida del tipo de las otras obras, a las que nos hemos referido en general. Y es que en ésta aparece algo sorprendente: el humor, una crítica un poco ácida del mundo de algunos abogados y sus pocos litigios; el mundo que les rodea, la familia, el destartalado bufete detalladamente descrito, los altercados con otras firmas de abogados, los apuros económicos.
Y es que Finley & Figg está compuesto por dos personas cuyos apellidos dan nombre al bufete, un lugar desangelado de cincuenta metros cuadrados. También suele ir por allí una mujer estrafalaria, que comenzó con ponerles una denuncia después de un chapucero divorcio. Es la señora Gibson que, poco a poco le tomó gusto al bufete, acude ahora como secretaria y sin cobrar.
Como ven, un núcleo esperpéntico con el que Grisham hace maravillas. Se podría decir que estamos ante una novela realista o: más allá costumbrista, donde el autor aprovecha para hacer un crítica del mundo del derecho, en un tono desenfadado.
Como la literatura es el espejo de la vida, se desprende de su lectura conocimiento del pueblo norteamericano (al menos de unos estratos muy concretos). Pero si nos ponemos a evocar la obra literaria de Grisham, todas sus obras nos reflejan el alma americana, cosa que ya hicieron autores pretéritos y de más categoría que nuestro autor.
El litigante es un abogado con problemas que se lanza a la calle a conquistar para su despacho heridos de carretera, ambulancias, va los entierros como uno de los amigos íntimos del difunto para, una vez “hecho migas” con algún deudo – si es posible el viudo o la viuda, los hijos… De esta manera podrá llevar los casos con unos relativamente sustanciosos honorarios. El caso de los fallecimientos da más dinero, pero hay que tener suerte: no existe testamento, anular los seguros de vida, etcétera.
Los litigantes puede resultar una novela que satisfaga cualquier fortuna intelectual en un fin de semana. Hay dos o tres concesiones al erotismo (impropio de Grisham). No es que sean defectos de forma. Yo las llamaría procacidades.

Juan Carlos Eizaguirre
28.2.13