Tuesday, June 21, 2011

Nothomb, Amélie. Viaje de invierno. Anagrama, 2011. 119 páginas. 13 euros.

Una novela corta y letra grande. No es nada peyorativo. Así suelen ser todas las obras de esta innovadora escritora belga de raíces (diplomáticas orientales), que no han dejado ninguna huella en sus costumbres y modo de pensar occidentales. Suministro el dato: su infancia y adolescencia la repartió entre Japón y China.

Apareció en el panorama literario de español hace unos cuatro años). Se trataba de la obra, Ácido sulfúrico y no me gustó mucho. Como he dicho, buscaba nuevas formas de expresión. Diríamos, en el aspecto formal, inspirándose en un neosubjetivismo al uso, salpicado con tonos y registros absurdos, ya practicados a principios del siglo XX, por cierto. Estoy pensando sólo en España; en la obra literaria de Valle-Inclán o, más reciente de Miguel Mihura.

Hay muchos escritores así en la actualidad, afanándose por encontrar más belleza, más modos de llegar a ella; de que sea un instrumento de cultura verdadera, una voz fuerte en la denuncia y un arma contundente en la protesta. Y, efectivamente, hay en nuestros días notables autores que, a lo mejor un poco idealistas, están regalando a la humanidad un legado literario que sólo el tiempo sabrá valorar.

Amélie Nothomb es una de esas buscadoras. En esta novela: Viaje de Invierno, se aprecia una madurez que yo creo tiene dos direcciones. El dominio de la capacidad narrativa como instrumento de búsqueda de belleza y de histrionismo a la vez: es lo que ella pretende: jugar con lo paradójico. Y en segundo lugar aprovecha, como si en sus manos poseyera un afilado bisturí, para ir seccionando la sociedad en la que vive, denunciando con sus maneras “esperpénticas” (¿se acuerdan?), los defectos no sólo de su pequeño mundo, o ciudad, o país. No. Se trata de toda la civilización occidental.

Hace unos meses leí otra novela de esta escritora, pero no me acuerdo del título. Era, como la presente, de cierta calidad… de bastante calidad. En su país, en Francia y los de alrededor la adoran.

Juan Carlos Eizaguirre
20.6.2011

Monday, June 20, 2011

Connolly, John. Voces que susurran. Tusquets, 2011. 368 páginas. 20 euros.

John Connolly es un escritor muy particular. Para los que no le conozcan, habrá que decir que se mueve en la especialidad de los thrillers, que tiene una producción bastante amplia, que es irlandés, pero vive medio año en Estados Unidos, donde escribe sus novelas. En España tiene muchos seguidores. Eso quiere decir: buenas críticas y buenas ventas.

Decía al principio que estamos ante un escritor particular porque, entre otras cosas, el mundo, los lugares de desarrollo de sus tramas son… negros, profundos, misteriosos, con aparición de una especie de seres cuya realidad es dudosa, pero que unas veces se transforman en vivientes y otras en unos ángeles del mal, dirigidos por no se sabe que autoridad de lo alto: una especie de dios justiciero.

En medio de este mundo siniestro vive Charlie Parker, antiguo policía, expulsado por diversos homicidios: se tomó la justicia por su mano y, siendo policía, asesinó a los autores de la muerte de su mujer y su hija; un asesinato sádico en verdad. Ahí encontramos a nuestro autor, ahora convertido en detective privado y perseguido por las sombras, por seres extraños. Él nos muestra la normalidad de una vida cualquiera, pero tiene casos que resolver porque le contratan para ello. Es en los momentos de trabajo cuando alguien busca deshacerse de él porque, Charlie no lo sabe todavía, pesa sobre el una condena del mundo de las sombras y de los demonios.

Quizá piensen que se trata de una novela de terror; no es así. Es un trabajo con unos toques que su exuberante fantasía transforma en un submundo de extrañas criaturas, que más tiene que ver con lo demoníaco.

Podría decirse que esta novela o las otras son, entonces, una patochada. A eso respondo: no, porque el relato está soberanamente bien contado. Posee un ritmo narrativo potente, esculpe los personajes, la urdimbre de los, aparentemente, no relacionados sucesos. Y por no hablar de la intriga. Un poco exagerada la violencia, quizá. En fin, que se lee con fluidez e interés.

Un dato nuevo. El lector se sorprenderá al leer esta historia. Tiene pasajes muy distintos a los que nos tiene acostumbrados John Connolly: tráfico ilegal.

Juan Carlos Eizaguirre
17.6.11

Thursday, June 09, 2011

Chaves Nogales, Manuel. A sangre y fuego. Héroes, bestias u mártires de España. Austral, 2011. 272 páginas.

Afirman historiadores de fuste y especialista en nuestra Guerra Civil de 1936, que esta novela, (y a la vez documento), es la mejor obra narrativa escrita de nuestra Contienda Nacional de 1936 a 1939. Aunque Chaves Nogales no llegó a ver más a su país, pues murió exilado en Inglaterra en 1944. Huyó de España el principio de la Guerra, porque había defendido en los medios de comunicación a los que tenía acceso, sus ideas republicanas.

Pienso que esta novela brilla a pesar del paso del tiempo (escrita en 1937), ya que procuró ser un intento de equidad, de demostrar que no hubo vencedores ni vencidos, que en ambos bandos se cometieron errores y horrores, y que fue el odio, no el patriotismo la principal motivación de la lucha sin cuartel.

Parece mentira que una novela con claros trazos modernistas haya conseguido seguir viva al paso de la Historia. Quizá pueda resultar algo rancia, con un estilo monocorde, cansino. Pero lo que lleva dentro es lo que hace perseverar al lector e incluso resulta amable su lectura; se están tratando hechos históricos con bastante buen compás.

Ciertamente, una guerra civil; se podría decir, una guerra entre hermanos, es lo más desolador que pueda existir. Los que quedan vivos morarán en la misma casa recordando con rencor el mal de los unos y de los otros. Cuesta perdonar si no se quiere, cuesta olvidar. Y cuando pasan los años es peor. Estamos asistiendo en nuestro País a la publicación del número de muertos y heridos en la Guerra del 36. Con publicación de libros de texto inverosímiles (por poner un ejemplo). Las diferencias en las cantidades son un sonrojo: alguien miente. Y así otros datos.

Pero en fin, esta novela y este autor, no caen en esas discusiones; baja al fondo, donde se cocina esta cena de rencor. Y hay guisos de toda condición. Y Chaves Nogales no se arredra ante nada. Su condición republicana no le retraerá de juzgar al indisciplinado ejército de milicianos. Como tampoco es bienvenida la Falange.

He aquí el secreto de A sangre y fuego: Buscar las causas y tratar de ser imparcial.

Juan Carlos Eizaguirre
8.06.11