Wednesday, October 21, 2009

Läckberg, Camilla. Las hijas del frío. MAEVA, 09. 475 páginas. 20 euros.

Sin duda lo que más prolifera en la producción literaria de narrativa a nivel mundial son lo que podríamos llamar en un sentido amplio las novelas de acción. Y no todos los trabajos son buenos. ¡Ni mucho menos! Parece como si en esta civilización nuestra del ocio, el intentar ser escritor se hubiese puesto de moda. Decir de uno mismo que su profesión es escritor, origina admiración. El caso es que tenemos escritores de un solo libro (bueno) y después algunas obras de corte menor en el mejor de los casos. No pretendo ser destructivo; también tenemos buenos artistas de este género, pero que no llegan a cuajar con una novela redonda que les lleve al estrellato.

Lo que más abunda en las librerías, si uno se detiene a hojear los expositores, son las novelas de intriga: policíacas modernas, policíacas del más puro género negro, esotéricas de mil formatos y de aventuras peligrosas.

Hay tantos libros a la venta, que uno no sabe si un determinado autor es un recién famoso que está despegando con rapidez hacia la cima o es un escritor del montón. Esto me paso con Camilla Läckberg y su tercera novela. Estaba hojeando su tercer libro editado en español, cuando el librero se me acercó y me dijo que estaba ante una buena escritora; que ya se habían editado dos más anteriormente con gran éxito. Me venció la curiosidad y la compré, como así mismo una edición de bolsillo de otra novela de la misma autora.

Las hijas del frío es más una novela policíaca que un thriller, aunque el armazón que sustenta el relato está inspirado en el estilo de los thrillers. Pero la autora va más allá: confecciona, a parte de una novela de verdadera intriga policial, con asesinos al acecho, un relato social sobre la familia y las diversas ventajas o dificultades que conlleva sacar una familia adelante. No se mete en teorías, simplemente hace hablar y actuar a sus personajes, a los que define muy bien; y sabe trasladar al lector las alegrías y las zozobras de esas familias, lo mismo que sabe trasladar al lector el suspense y el escalofrío con algunas de sus escenas de odio o violencia.

Me resulta difícil reseñar el argumento. Estamos en una pequeña localidad sueca en la que aparece ahogada una niña de ocho años. Lo que parecía una muerte por accidente, no lo es. La trama se complica pausadamente hasta llegar a otros delitos no relacionados directamente con la muerte de la niña. Una buena novela para descansar y conocer el alma sueca.


Juan Carlos Eizaguirre
20.10.09

Wednesday, October 14, 2009

Druon, Maurice. Las grandes familias. Edita Libros del Asteroide, 09. 406 páginas. 18,95 euros.

Este año ha fallecido Maurice Druon. Uno de los más brillantes intelectuales contemporáneos que ha dado Francia. Hombre polifacético que combinó tanto la narrativa como el ensayo y la poesía. Se introdujo en la vida política de su país aunque con menos éxito. De todas formas sí se le puede alabar su olfato político y su capacidad de diálogo con sus contrincantes políticos.

Confieso que no había leído ninguna obra de narrativa de este autor. Me animó a ello observar que el libro que tenía en mis manos había sido premio Goncourt en 1948. No he perdido el tiempo, es más ha acrecentado la visión que yo tenía de la Francia después de la II Guerra Mundial.

Pero no ha sido sólo una acumulación de datos y opiniones. Las grandes familias es una novela de una excelente calidad literaria. No lo digo por haber recibido un galardón tan prestigioso (El Goncourt), que he leído yo varios de esos premios y puedo decirles que no es oro todo lo que reluce. Excelente calidad literaria, decía. Sí. Porque de un aparente complejo argumento (y novela coral) va desgranando con elegancia y sencillez las características físicas y psicológicas de sus personajes. El ambiente externo, la ubicación en el tiempo y en el espacio parece darle igual. Él está sumido en sus “amigos”, los personajes. Algunos amigos de verdad a los que quiere tiernamente; sin embargo a otros los odia. Es fácil darse cuenta.

Pero no se debe caer en el equívoco de pensar que se trata de una obra psicológica, ni mucho menos. Es la historia de varias familias emparentadas entre sí, y sus luchas por la vida, con sus momentos felices y, sobre todo, con la fatalidad.

Empalmando con la última frase, esto es lo que no me ha gustado de la novela de Druon: ese pesimismo existencial, que se traduce en odio, rencillas, maquinaciones y donde el amor no tiene más cabida que como forma erótica.

Al hilo de estos últimos párrafos, me atrevería a decir (espero no molestar a nadie) que la novela es muy francesa: trágica, nihilista, erótica y con agrio final.

Juan Carlos Eizaguirre
13.10.09

Tuesday, October 13, 2009

Aranguren, Miguel. La hija del ministro. Editorial La Esfera de los Libros, 09

Miguel Aranguren escribe cada vez mejor. No he leído al completo toda la amplia producción literaria de este joven autor, pero sí lo suficiente para poder apreciar su camino hacia la madurez que consigue, a mi juicio, en la presente novela.

No me defraudó en su anterior trabajo, La sangre del pelícano, aunque todavía se observaban matices corregibles tanto en la capacidad de fabular, como en el tratamiento de los personajes y ambientes: un poco sincopados. No le faltaba nervio a esa novela, eso sí, pero yo apreciaba ciertos desajustes argumentales, quizá porque el reto que se planteó el autor era muy ambicioso y quizá no estaba preparado para convertir su idea en una gran novela.

Si embargo La hija del ministro es un trabajo mucho más cuajado, más maduro, donde tanto el fondo como la forma se nos muestran maduros. ¿Pero qué son el fondo y la forma? Pues sencillamente, la capacidad mental creativa y la capacidad de expresarlo por escrito con belleza.

Estos dos requisitos los cumple Miguel Aranguren con largueza. Piensen cuántas novelas se han escrito sobre nuestra Guerra Civil. ¿Cientos? Pues nuestro autor hace una labor de filigrana desarrollando la línea argumental en los tiempos de la II República y después la Guerra, para saltar al presente.

En este momento hay que recalcar dos grandes logros del escritor. Primero, como utiliza (juega) con la secuencia temporal, utilizando no sólo el flash back, sino un sutil cambio de escenario sobre la marcha; sin avisar, sin puntos, sin espacios en blanco: por ejemplo, en una conversación, a la pregunta de uno de los personajes le contesta otra persona que no está presente, sino en otro lugar, y allí se traslada la acción.

Y el segundo logro a destacar es que presupone que el lector posee conocimientos históricos, de tal manera que la novela no cae en un confuso relato de novela pasional y pinitos históricos. Los personajes reales que salen (en un segundo plano) son para dar más credibilidad a la historia. Porque la historia, a lo largos de tantos años, no es más que una historia de amor, de encuentros y desencuentros, del sufrimiento que acarrea decir la verdad.

Para finalizar, yo diría que, además de todas sus dotes literarias, Aranguren ha puesto algo más, ha puesto el corazón.

Quizá a los herederos de los republicanos de aquella época no les haga gracia la novela, pues la acción transcurre la mayor parte en un Madrid acosado y dominado por republicanos y posteriormente por milicianos, narrándose escenas de sus abusos.

Juan Carlos Eizaguirre
13.10.09

Thursday, October 01, 2009

Ludlum, Robert. El protocolo Sigma. Umbriel Editores, 09. 667 páginas. 22 euros

Robert Ludlum debía tener 74 años cuando falleció el año 2001, fecha, precisamente de esta su última novela. El hecho de que la primera edición coincida con la fecha de su muerte, me hace recelar un poco. Me explico: pienso hasta qué punto el trabajo es todo del autor, si le han tenido que ayudar porque tenía una enfermedad terminal que le impedía trabajar o, por el contrario, murió de repente, “con las botas puestas” y todo, hasta el último detalle, es suyo.

Opino que el libro es obra de él, no porque conozca al dedillo las novelas de Ludlum, sino porque veo una unidad total, tanto en su forma de expresarse, de manejar los distintos cuerpos de acciones simultáneas y, por supuesto su brillantez fabuladora y estilística, que me han hecho recordar viejos tiempos, cuando leí algunas de sus novelas.

Por eso, al encontrarme en las librerías una obra (ahora póstuma) editada en 2009 en español, la compré sin dudar. Y acerté en la compra, pues he disfrutado bastante, engolfándome en su lectura. Pienso que Ludlum ha buscado la sencillez expositiva ante una trama compleja y de mucha acción; con distintos escenarios y una multitud de personajes, que hacen que se la pueda calificar de novela coral. Pero insisto. No hay confusión, no hay atropello; posee la calidad del buen escritor: mientras cautiva a los lectores con una acción trepidante, como suele decirse, está explicando a la vez el tema, el argumento (en este caso muy complejo), y consigue que el lector no se confunda con tanto dato y con tanto cambio de escenario. Basta con dejarse llevar y Robert Ludlum lo guiará expertamente hacia un final coherente y claro, sin sobresaltos.

Desde luego no estamos ante una novela policíaca; eso está claro: no hay ningún condimento esencial para poder llamarla así. Y no es un Thriller porque tampoco, desde un punto de vista formal (el estilo, digamos), marcha por esos caminos tan utilizados ahora por los escritores del montón. Ludlum es muy personal en su manera de hacer arte.

Yo añadiría, en este sentido, que su estilo es impecable y sencillo, muy asequible a cualquier fortuna intelectual. Pero estamos ante un libro para descansar, para pasar el rato; no aporta, en este sentido, ningún valor social o ético.



Juan Carlos Eizaguirre
1.10.09