Thursday, January 28, 2010

Boyne, John. La casa del propósito especial. Salamandra, 09. 409 páginas. 19,50 euros

Aunque este joven autor ha escrito algunas novelas más, se dio a conocer en España y en el mundo, con El niño con el pijama a rayas. Le siguió Motín en la Bounty, que tenía más cuajo que la anterior, aunque todos la parabienes fueran para El niño con el… En esta tercera novela da un gran paso adelante, camino de la madurez literaria. La obra que ahora nos presenta John Boyne es, desde el punto de vista formal, una muy buena novela, en la que se le descubre como un experto y maduro escritor en la utilización de una concreta secuencia temporal.

Esta técnica, muy utilizada en el cine, merece mención a parte, pues nuestro escritor va utilizar la remembranza, que es la traducción del italiano de la palabra racconto. En realidad racconto en italiano significa cuento, pero en el mundo del cine se ha retorcido la palabra, hasta darle un contenido de vuelta atrás en el tiempo. No estamos hablando de flashbacks, sino de una utilización del argumento comenzando la novela por el final, para después, volver suavemente a un punto casi actual y comenzar el relato marcha atrás, concluyendo, obviamente, el final de la novela con el momento presente. Yo mismo, escribiendo esto, me parece que me he hecho un lío, pero el que no se hace ningún lío es John Boyne, que administra el racconto a la perfección; y además sabe imprimirle un tono de intriga, de intimismo, de ligero humor y temor.

Pero es que esto no queda así. Además de este relato, contado en primera persona por uno de los dos personajes principales, hay en él algunos flashbacks, rápidamente narrados. Y por si fuera poco, Boyne introduce, lo que podríamos llamar un rodrigón para sustentar el relato. La historia desde la niñez de Georgi, el personaje masculino principal, que discurre con una secuencia temporal normal, que se irá acercando a la vida de Zaya, su futura mujer, con la que convivirá durante 64 años de matrimonio y no pocas vicisitudes.

En cuanto al contenido, Boyne suele apoyarse en algún suceso histórico para, después, componer su novela. En este caso, estamos en la Rusia de Nicolás II, el último Zar y la próxima revolución bolchevique. Al Palacio de Invierno de San Petersburgo irá como guardia real Georgi Danilovih, un campesino de 16 años que se enamora de Anastasia, la hija menor del Zar. Los sucesos se precipitan, las lacras de la I Guerra Mundial están presentes. Luego acaecerá la II Guerra.

A Boyne le importa poco todo eso en su novela. Él esta centrado en la pareja que componen Zoya y Georgi a lo largo de sus vidas. Lo de fuera son decorados. Para mí, La casa del propósito especial es un canto al amor y a la fidelidad matrimonial. Se podría decir que es una de esas escasas novelas excelentes con las que uno se topa cada año.

Un “excelente” a cómo describe y trata a sus personajes. Primero con maestría, pero es que además, parecen personas de carne y hueso, está como encariñado con ellos; parece sufrir con sus sufrimientos, disfrutar con sus alegrías… Y lo sabe transmitir al lector con intensidad, tanta, que se siente identificado con ellos.


Juan Carlos Eizaguirre
28.1.10

Wednesday, January 20, 2010

Connelly, Michael. El Veredicto. Rocaeditorial, 09. 411 páginas. 21 euros.

Son muy numerosos los escritores en el mundo editorial de los thrillers y no todos llegan al gran público. No triunfan por que no son buenos escritores y su círculo de influencia es reducido o escaso o nulo o no llega a ver la luz. Suelen fallar, generalmente, por dos causas. La primera sería una insuficiente capacidad fabuladora, que podríamos llamar poca imaginación o, por lo menos, no la suficiente para competir en el difícil mercado de los libros thrillers. Ojo, porque imaginación se puede tener mucha, pero luego hay que empatarla para construir una historia apasionante y novedosa: eso es la fabulación.

La segunda causa de fracaso, ocurrida en numerosos casos, es incurrir en el mimetismo: en inspirarse en exceso en los grandes escritores del género. No hablo de copiar, sino de imitar y, claro, imitar a un escritor que tiene unas cualidades geniales que el aspirante no posee, el fruto es un pastiche. La imitación o inspiración puede ser: estilística o temática. La primera es más consentida: el estilo de los thrillers, llamado también estilo best seller, es bastante normal, correcto y aseado, pero no son obras literarias de altura. Sí tienen un ritmo de cortar y pegar, pero lo que de verdad atrapa al lector es la temática, segundo aspecto en el que se puede incurrir en mimetismo.

Poniendo como ejemplo la última novela de Connelly, debo decir, que cada vez que publica un “triunfador” me sorprendo. No comprendo cómo, después de treinta novelas, la mente, la imaginación todavía es fecunda para crear y escribir una nueva aventura muy bien fabulada, que en nada se parece a las anteriores ni a las de otros autores de renombre. Incluso siendo una obra que se desarrolla alrededor de un juicio por asesinato, con unos personajes con perfiles standard… Pues sí, Michael Connelly, que ha escrito alguna novela más floja, vuelve a sorprendernos con una trama jurídica y policial con unas gotas de suspense.

El abogado Haller, típico antihéroe, ha estado, digamos, de baja por enfermedad: un intento de matarle, que debe contarse en otra novela del autor. Además está en una fase avanzada de rehabilitación de las drogas y el alcohol. En esta situación, muere asesinado su amigo abogado, Jerry Vincent. Por disposición previa de éste, Haller hereda sus casos. Esto le anima a volver ya a su profesión de abogado defensor. El comienzo está lleno de incertidumbres, pero hay un caso que le podría reportar mucho dinero. Ya no sigo, porque en ese momento comienza a desencadenarse una acción trepidante e ingeniosa, con tonos de humor.

El lector debe saber que, por encima de estas novelas y otras de suspense, terror, policíacas, romántica, etcétera, hay otra literatura de más calidad e igual de atractiva. Quizá un intelectual se sonría al ver estos libros para pasar el rato. ¡Vaya pavo! El Veredicto, podría estar en cualquier estantería de cualquier intelectual, porque es un balón de oxígeno para mentes cansadas también.


Juan Carlos Eizaguirre
19.1.10

Tuesday, January 12, 2010

Bánffy, Miklós. Los días contados. Libros del Asteroide, 09. 666 páginas. 29,95 euros.

Los días contados (1934), es la primera obra de una trilogía escrita por este autor en la que pretende reflejar en amplia visión panorámica la Hungría de mediados de siglo XIX hasta bien entrado el siglo XX, centrándose este último en la I Guerra Mundial y sus consecuencias. La trilogía recibe el nombre de Trilogía Transilvana (su tierra), y los otros dos títulos son: Las almas juzgadas (1937) y El reino dividido (1940).

Miklós Bánfy (1873-1950) no vio publicada su magna obra, debido a la censura comunista. Sólo después de la caída del Muro, su hija la tradujo al inglés y fue dada a conocer (primero a Hungría) y al mundo, donde tuvo una aceptable acogida. La edición de Libros del Asteroide es la primera en lengua española del primer tomo.

Pero después de esta necesaria introducción, introduciéndonos en el arduo trabajo de Miklós, observamos una enorme aportación bibliográfica, que es la que sostiene gran parte de la guía argumental: describir y hacer vivir las vicisitudes de Hungría atrapada por sus enemigos tradicionales: primero Austria y más tarde Alemania; por no decir también atrapada por su propia idiosincrasia de pueblo indómito, poco conciliador, orgulloso de su pasado y, a la vez, poco práctico y avanzado en el mundo moderno, con un 80% de su producción proveniente de la agricultura.

El autor maneja estos hilos en el mundo de la política de una manera fidedigna, entrelazándolos con una serie de historias noveladas en las que pretende reflejar el ambiente mundano, la carestía y las relaciones sociales de un país desordenado en sus estructuras humanas. Las sesiones parlamentarias tormentosas, los grandes bailes, la vida mísera de los campesinos, los amores apasionados.

He pensado en Guerra y Paz… pero sólo un momento. Los días contados no está a la altura (ni de lejos) de la obra de Leon Tolstoi. Quizá porque, aunque escribe de manera impecable, no tiene tanto que decir; o también porque resulta muy reiterativo: me refiero, por ejemplo, a sus narraciones costumbristas, a sus descripciones (bellas) de paisajes, a las relaciones amorosas y sus fracasos sentimentales… Da la sensación de querer alargar innecesariamente su relato, porque además dosifica los aspectos históricos, administrándolos con cuentagotas, para dar razón de su extensión.

Para finalizar, habría que decir que me parece una buena obra literaria, pero que me ha cansado un poco por su excesiva extensión.

Juan Carlos Eizaguirre
11.1.10