Monday, October 29, 2007

No deja de sorprenderme cada año el informe de la Federación del Gremio de Editores de España, tratando de justificar unas cuentas y unos índices de ventas claramente satisfactorios, según ellos.

Pero no es así. Voy a utilizar sus propios datos.

En el 2006 se publicaron en España la friolera de 69 mil títulos, un 1% menos que el año anterior. Pero lo verdaderamente terrorífico es que no se vendió un tercio de los casi 338 mil libros editados, correspondientes a los 69 mil títulos, dicho más arriba.
Tan estrafalario resulta el volumen de la oferta como el de ventas. Más de 110 mil libros, expuestos en las librerías, han tenido que ser devueltos a las respectivas editoriales.

Y, como para maquillar el estudio, se dice que un 40 % de españoles se declaran lectores porque, dicen ellos, que leen por lo menos una vez a la semana. A mi juicio es ridículo; un lector de verdad emplea retazos del tiempo libre para leer a sus autores favoritos o recomendados. Tengo la experiencia de que la persona adulta que sale del compromiso de la pregunta, contestando lo de una vez a la semana, suele pasarse mucho más tiempo sin tocar un libro. Y no estamos hablando de libros para el estudio.

Pero lo más patético es el casi 45% que declara que no lee nada.

Y yo me pregunto sinceramente: ¿dónde está el negocio? Habrá que decir que en la venta de los otros dos tercios. Pero que no engañen sacando una media ponderada en la que se expone que se han editado 4.905 libros por título, porque no es verdad. En este país se tiende a autonombrarse uno escritor, aunque luego no venda más que cincuenta ejemplares, si es que los vende.

Yo comprendo que leer el difícil, requiere esfuerzo, tiempo, concentración... pero es un bien deleitable; como dice la ética filosófica, es un bien arduo, de dura consecución; pero no siempre, sobre todo cuando se tiene el hábito adquirido. Hay que fomentar la lectura desde la infancia: que un rato de lectura sea tan deleitable como ver la tele o jugar con la play station. Está a la mano el lograrlo.

Monday, October 22, 2007

Stewart, Chris. EL LORO EN EL LIMONERO. Edita Almuzara. 2007. 279 páginas. 16 euros.

Chris Stewart es un simpático británico, un poco bohemio y aventurero, que se enamoró de España hace ya treinta y tantos años cuando, en su juventud viajó a Sevilla atraído por el cante y la guitarra flamenca. A los pocos años de ese viaje, pudo cumplir su deseo de vivir en España, en concreto en La Alpujarra granadina.

No es un adinerado extranjero; vive en un vetusto cortijo y se dedica, junto con su mujer Ana, al campo, a la cría de ovejas y otros animales. Es un experimentado esquilador. Ana y Chris tienen una hija de ocho o nueve años: Chloê, que estudia en un cercano centro docente del pueblo de Órgiva.

Pienso que, a parte de esta presentación, hay que decir que estamos ante un escritor novel de más de cincuenta y cinco años; que narra los sucesos de su vida en la Alpujarra con un estilo claro, rápido, ameno y lleno de buen humor. Pero sobre todo destaca la capacidad de describir ambientes y personas, con unas pocas pinceladas, que nos hace detectar que este autor ha captado y entendido a fondo el alma española, sobre todo andaluza; que no es el típico extranjero que viene a disfrutar del sol, la gastronomía y el folclore. Viene, más bien, a vivir en lo que él considera la mejor de las naciones; y se ha convertido en un español más.

Por dar una pista, tanto de sus dotes de escritor, como de la capacidad de entender nuestro modo de ver la vida, me ha recordado a tres grandes escritores. Gerald Durrell y su famosa obra, MI FAMILIA Y OTROS ANIMALES, por su amor a la naturaleza y a todo tipo de animales. Francisco García Pavón y sus historias de Plinio en Tomelloso, por su descripción de ambientes y caracteres humanos rurales. Y Ramón J. Sender y su TESIS DE NANCY, por sus diálogos chispeantes con sus amigos y vecinos españoles a los que gana con su simpatía y el buen uso del idioma.

No se debería hablar de argumento, como si de una novela al uso se tratara. Es más bien la narración de la vida cotidiana en el cortijo familiar, llamado El Valero, de por sí plagada de aventuras o, por lo menos de sucesos dignos de ser mencionados por su gracia, experiencia de la vida y acercarnos tan certeramente al medio rural.

Tuesday, October 02, 2007

Roth, Philip. PATRIMONIO. Una historia verdadera. Random House Mondadori, 2007 237 páginas. 7,95 euros.

Parece que es claro que un escritor excelente y famoso viva de su fama. Y no se trata precisamente que tales escritores abusen de su condición, presentando a la imprenta retazos, primeras experiencias, etcétera. En fin, sacando del baúl de los recuerdos viejos papeles.

Por lo menos no es así en el caso de PATRIMONIO, libro publicado en Estados Unidos en 1981. En esta obra el mejor Roth nos cuenta algo de la historia de su familia, teniendo como tema nuclear y recurrente la muerte de su padre y los años que estuvo a su cargo, mientras se iba yendo al otro mundo poco a poco, tenazmente.

Opino que es de alabar la decisión del escritor de introducirse con el recuerdo en esa parte de su vida. Más que nada porque lo hace con una gran bonhomía, acompañada por una calidad del estilo como en sus mejores obras.

Hay que aludir a continuación el uso de la secuencia temporal. Posee un flash back que apenas se nota, porque está enlazado con un monólogo interior usado con mesura. Por lo que hemos dicho, deducirá el lector que Roth afronta este trabajo con un sencillo estilo en primera persona, para ir jugando con él a lo largo del relato.

Obviamente la lectura de este libro es dura. Pero recomiendo que no se esconda la cabeza debajo del ala, para no pasar el mal trago de asomarse a los últimos tiempos de un moribundo. ¿Por qué? Porque es enormemente aleccionadora, con ritmo, desbordante de cariño (a veces); y porque Herman Roth – el padre – es un personaje que interesa conocer, no sólo por su carácter de “armas tomar”, sino también por sus recuerdos, valentía, sentido común y sentido del humor. Todo un carácter este agente de seguros ya jubilado – tiene 86 años -, y que ha conservado su fortaleza y su encanto, hasta que un “tumor masivo” se apodera de su cerebro...

Juan Carlos Eizaguirre
26.9.07