Wednesday, May 20, 2009

Némirovsky, Irène. El maestro de almas. Salamandra, 2009. 221 páginas. 15 euros.

No conozco la obra de Némirovsky. Tan solo he leído La suite francesa y David Golder, su ópera prima, con la que tanto éxito alcanzó en la Francia de 1930. En su corta vida obtuvo la fama, dicen sus biógrafos, pero yo me encontrado en El maestro de almas con una novela mediocre. Y van a saber el por qué de mi opinión. A pesar de tratar un tema muy interesante: formalmente no ha soportado el paso de los años. Posiblemente alcanzó cierto éxito en sus tiempos, pero tanto en el fondo como en la forma huele a viejo. Con un estilo naturalista que me recuerda a nuestro Blasco Ibáñez; y un fondo opresivo donde se describen ingenua pero acerbamente situaciones de miseria, dolor, odio y egoísmo… y también lo contrario: la vida desenfadada y sensual de los adinerados que cierran los ojos a la miseria que les rodea.

Verdaderamente, los años por donde transcurre la acción (periodo entre Guerras), son momentos muy duros para Francia, que se ve acosada por la inmigración de todos los países de Europa del Este y de Asia Occidental. Las calles están pobladas de personas sin techo y sin trabajo, que viven de la mendicidad, de la limosna y de pequeños hurtos u ocasionales trabajos o encargos. Los propios franceses de clases menos adineradas miran con ojos de desden a esta milenaria muchedumbre. En otros países sucede lo mismo. Y es que se está fraguando la II Guerra Mundial. En este sentido el libro de Némirovsky tiene un valor testimonial importante. Refleja como era Europa en la década de los treinta y cómo se trataban las naciones entre sí. Verdaderamente resulta curioso la actitud de la autora una ves estallada la guerra: su actitud pasiva (era una extranjera y además judía), el no huir de los alemanes y, por supuesto no evaporarse cuando Alemania se alía con Rusia (ella es rusa). Se puede decir que murió tontamente, sin cumplir los 40 años en Auschwitz, al mismo tiempo que su marido.

Darío Asfar es el personaje principal. Se trata de uno de tantos inmigrantes; un joven médico de Crimea al que sus asuntos no le marchan nada bien. No llega más que a atender a pacientes tan pobres como él, que no le pueden pagar. Tanto Darío como Clara, su esposa y el hijo de ambos pasan verdadera hambre y viven en una cutre pensión en la que deben el alquiler. Pero nuestro hombre es ambicioso e, impelido por la miseria, se convertirá en una persona sin escrúpulos con tal de llegar a labrarse una posición. Este es el armazón de la novela, que tendrá sus derivaciones sentimentales y costumbristas por un lado, y por otro las claves políticas, profesionales y financieras.

Némirovsky publicó esta novela a modo de folletín en el semanario parisino Gringoire. Comenzó en 1933 y debió terminarla en 1939. Una novela ardiente en verdad.


Juan Carlos Eizaguirre
19.5.09

Tuesday, May 12, 2009

Roth, Joseph. Jefe de estación Fallmerayer. Acantilado, 2008. 57 páginas. 9 euros.

A pesar de fallecer relativamente joven en 1938 en París, la obra de Roth es muy extensa y variada, abundando sobretodo la novela. He dicho lo de su muerte adelantada teniendo en cuenta lo poco avanzada que estaba todavía la medicina en los años en que vivió. Era por tanto normal que hombres de 45 años (como él) murieran de enfermedades que hace ya algunos años tienen en nuestro tiempo total y fácil curación.

Es curioso esto, porque Joseph Ruth no es el único autor literario que deja una vasta producción con muy pocos años de vida. Casos similares hay, por ejemplo en la música y en otras profesiones de la vida, incluida la maternidad.

Pero introduzcámonos en esta breve novela que nos ocupa. Primero debo decir que dudo en llamarla novela y quizá denominarla relato; un relato largo eso si, pero que, aparte de la extensión posee una estructura narrativa y un estilo argumentativo más propio de lo que antes se llamaba un cuento y que hace unos años ha devenido en llamarse relatos. Aunque debo decir en honor a la verdad que para muchos expertos esto no es totalmente cierto, y opinan que por un lado sigue existiendo el cuento y por otro tiene su vida el relato, ambos perfectamente distintos y definidos.

Sea lo que fuere, novela corta o relato, Roth nos da una lección magistral del buen escribir. No es de estos aviones Antonov de carga que tardan y tardan en coger altura para llegar a su velocidad de crucero. No. Desde el primer momento el lector se ve interesado por la figura de este oscuro jefe de estación de un remoto lugar de Austria. Y lo consigue porque mezcla sabiamente su retrato psicológico, con pinceladas sueltas pero firmes, con un argumento aparentemente monótono, pero que a las pocas páginas adquirirá tonos de verdadera aventura introduciéndose en el terreno de lo onírico. Pienso que sin este tono de fantasía, de ensoñación el relato de Roth no hubiera ganado la fuerza y expresividad que posee.

Y aunque en el fondo se trate de la reprobable historia de un adulterio, el tinte onírico, irreal, nos hace pasar como de puntillas sobre este hecho nuclear del relato.

Quizá resulte una frase mostrenca, pero la obra entera de Roth es literatura de la buena, y la presente obra es una pequeña y breve joya que les animo a leer: corta y barata.

Juan Carlos Eizaguirre
12.5.09

Thursday, May 07, 2009

Dürrenmatt, Friedrich. La promesa. Editorial Navona, 2008. 158 páginas. 12,50 euros.

Friedrich Dürrenmatt, ya fallecido, ha pasado a la historia de la literatura por ser un gran dramaturgo. Uno de los primeros creadores del teatro del absurdo, pero de los de verdad; de una calidad escénica y argumental fuera de lo común. Incluso siendo sus obras, como son, ácidas, con una fina ironía crítica hacia la sociedad convencional.

Y es que Dürrenmatt fue un hombre, a parte de su categoría literaria, con un sentido crítico de la vida muy exacerbado, casi patológico; pero, cuidado, poseía una inteligencia poderosa que le hacía “dar en el clavo” con sus críticas aunque, lógicamente de una manera esperpéntica, adecuada al género de expresión artística que el había elegido para comunicarse con el mundo: el absurdo.

La promesa, una de sus pocas novelas, es un relato corto de poco más de 150 páginas más sosegado. A finales de los cincuenta se le encargó un guión para el cine sobre un tema concreto: el rapto de una niña. Dürrenmatt elaboró un trabajo correcto, sin excentricidades y la película se estrenó en 1960 con el título de El cebo; en blanco y negro. Me acuerdo haberla visto en mi juventud, y lo único que recuerdo es que era una película de miedo.

Pero nuestro escritor no quedó contento con el trabajo. Le parecía todo artificioso, demasiado previsible, y siguió trabajando por su cuenta. Aquí es cuando nace La promesa que, a mi juicio es una antinovela policíaca, con cierto tinte absurdo y donde todo acaba mal. Suena a venganza del autor por la película El cebo. Pero en realidad no se puede hablar de venganza, sino más bien de juego con el lector; pues en el epílogo Dürrenmatt ofrecerá otros fines posibles y verosímiles, más acordes con un lector de este tipo de novelas. Y la guinda final es cuando cuenta la verdad de lo que realmente pasó en las dos últimas páginas. Quizá en esa apoteosis final sí aparece el verdadero escritor de lo fantásticamente absurdo que fue Friedrich Dürrenmatt.

Les animo a leerla; está magistralmente escrita, con interés y tensión. De paso conocerán la opinión (entretenida) de un gran escritor al que no le gustaban las novelas policíacas y acabó escribiendo a su manera.

Juan Carlos Eizaguirre
7.5.09

Monday, May 04, 2009

Mateo, Pilar Laura. Fuegos secretos. Mira Editores, 2008. 338 páginas.

Me ha sorprendido gratamente la novela Fuegos secretos de la poco conocida escritora Pilar Laura Mateo que, por cierto, no sé si Laura es primer apellido o segundo nombre. Y me ha gustado, repito, porque posee una habilidad narrativa que me atrevería a calificar de encantadora. Y uso este adjetivo de intento, pues el contenido de la obra, de tono intimista, es la vida de una niña (después adolescente) de un ignoto pueblo, evocada por la recepción de una carta cuando ya es adulta; carta que no se le descubre al lector hasta el final. Evocar en tono íntimo los pesares, las alegrías, inquietudes de una niña, aun siendo la escritora una mujer, no es fácil. Por eso digo y repito que me ha encantado: porque esta estupendamente bien escrita, con encanto; introduciendo al lector en la sensible sensibilidad de una niña lista, cariñosa y con problemas. Época: La Transición.

Apenas hay un hilo conductor, un tema que sirva de arcaduz para narrar los sentimientos que la autora pretende. Simplemente están Ángela y, acompañándola, su tío Alejo; y a más distancia sus padres, sus amigas… Cada capítulo es por tanto una narración cerrada. Imperceptiblemente unidos unos a otros.

La contraportada del libro viene a decir que Fuegos secretos es una búsqueda de la identidad; sobre el secreto y la culpa, las deudas familiares, dudas y recelos que han de purgarse en la Transición… Yo no lo veo así. Más bien me parece una pura y simple lucha por la vida en la que está como decorado nuestra Transición a la democracia, pero no me parece que haya un guiño político. Hay, más bien, un conjunto de problemas o situaciones psicológicas muy bien trabadas por la escritora que hacen profundizar en los problemas de la vida.

No hay que olvidar que Ángela evoca su vida cuando ya es una mujer de más de 30 años y se encuentra casualmente con la carta un día que va al pueblo, a la antigua casa familiar.

Pilar Laura Mateo es más conocida en el mundo académico pues, licenciada en Filología Hispánica, fue profesora de Lengua y Literatura españolas. En la actualidad trabaja como experta en Igualdad para el ayuntamiento de Zaragoza. Ha publicado diversos relatos y dos novelas. Adelante.


Juan Carlos Eizaguirre
4.5.09
Archer, Jeffrey. El impostor. Mondadori, 2009. 575 páginas. 19,90 euros.

Jeffrey Archer sigue intentando mantenerse en la cresta de la ola, dentro del mundo literario. No pretendo yo calificar negativamente la obra de este autor británico; ni mucho menos. Pero sí ponerle, a mi juicio, en su lugar. Y ese lugar es una honrosa segunda fila mundial. Cuidado, no estoy diciendo que sea un autor del montón que, por cierto son bastantes; esa segunda fila mundial a la que me refiero es una especie de elite, pero que no llega a posicionarse a la altura de la media docena de escritores de thrillers que están en lo más alto. Porque estamos hablando de ese género literario, claro está: la novela malamente llamada best seller y de su gran difusión por todo el mundo.

Pero ateniéndonos al trabajo que nos ocupa, habría que comenzar afirmando que se trata de un buen libro, a la altura de Archer, que posee la virtud de captar la atención del lector por su ingenio y por el desarrollo de la trama; que está escrito no sólo con corrección, sino con brillantez. Lo brillante no quiere decir rimbombante; es más bien sencillo, pulcro y natural; rápido, flexible, ingenioso… A eso llamo yo un estilo brillante.

Pero sin embargo hay algo que chirría en esta novela de Archer. Quizá puedan ser estos dos aspectos; que el lector juzgue. El primero: el comienzo es un poco premioso, lento, le cuesta remontarse y coger velocidad de crucero. Es verdad que se trata de un juicio por asesinato, pero precisamente por eso; esa técnica para despegar y meter al lector en la trama se hace pesada; sobre todo cuando estamos acostumbrados a inicios más airosos de otros autores, incluso del propio Archer.

Y el segundo aspecto que podría hacer chirriar a la novela: una fabulación exagerada, poco creíble. El modo en que es condenado el protagonista, su huida de la cárcel y posteriores andanzas, que no digo para no destripar el argumento, están demasiado retorcidas. Ya sé que se trata de una novela, pero el modo de fabular tiene que ser correcto, sensato.

De todas formas tengo que decirles que he disfrutado con la novela, y que la he leído velozmente, cosa que significa una buena señal.


Juan Carlos Eizaguirre
4.5.09